Área de Chicago

Libro explora cómo los mexicanos hicieron de las parroquias de Chicago su hogar

Por Redacción Católico
martes, julio 28, 2020

Deborah Kanter durante la presentación de su libro en el Museo Nacional de Arte Mexicano el 8 de febrero. Foto: Ariane Moya/Católico

Cuando se habla de la historia de los migrantes mexicanos en Chicago, hay un elemento que a menudo se pasa por alto: la función que la iglesia católica ha tenido entre estos grupos como parte de su identidad.

Los mexicanos han sido parte de la Arquidiócesis de Chicago desde la década de 1920, cuando fueron establecidas las primeras parroquias para hispanohablantes: Nuestra Señora de Guadalupe, en Sur Chicago y posteriormente San Francisco de Asís en el oeste próximo de la ciudad, así como el asentamiento de la comunidad mexicana en el barrio de Pilsen hacia mediados del siglo.

El libro Chicago Católico, Making Catholic Parishes Mexican, de Deborah E. Kanter es un estudio histórico de las primeras oleadas de migrantes mexicanos que empezaron a congregarse en sus parroquias, centrándose mayormente en la parroquia de San Francisco de Asís, sobre la avenida Roosevelt, en el área que hoy linda con el campus de la Universidad de Illinois.

“Mi libro narra la historia de cómo los mexicanos han creado un hogar en Chicago y sus iglesias” dijo Kanter a Católico en una entrevista vía email. “Para los individuos que llegan desde México, estas parroquias sirven como un refugio” agregó.

Kanter es catedrática y profesora de Historia en Albion College. Nacida en Chicago, estudió y trabajó cuatro años en México. Cada vez que regresaba a Chicago, durante las décadas de los ochenta y noventa, se daba cuenta de la expansión de la comunidad mexicana en esta ciudad.

“Las iglesias eran un lugar para hablar español, encontrar oportunidades de trabajo, y rememorar a México” dijo Kanter.

“A la vez, estas parroquias tenían una influencia de americanización en los miembros mexicanos” agregó. “Sus hijos participaban en las coronaciones de mayo de la Virgen María y jugaban béisbol en equipos deportivos de la parroquia. Al mismo tiempo, muchos laicos mexicoamericanos ganaron un sentido de mexicanidad al participar en sus eventos religiosos y sociales. La parroquia actuaba como un pegamento que conectaba a los padres inmigrantes y sus hijos criados en Estados Unidos”.

Kanter dijo que a la hora de estudiar la historia de la inmigración católica en Chicago, la mayoría de los libros apenas reconocen el rol central del catolicismo y de las iglesias católicas para esta población durante el pasado siglo.

“Los historiadores se han enfocado en la mano de obra, identidad étnica y discriminación” agregó. “Pero los inmigrantes mexicanos en Chicago eran más que trabajadores en las vías y en las fábricas. Ellos tenían familias, construyeron comunidades, iban al cine y a misa; formaron equipos deportivos con frecuencia conectados a sus parroquias. Las mexicanas se unieron a las guadalupanas y sus esposos se unían al Santo Nombre. Las iglesias católicas ayudaron a las personas a crear nuevas identidades, mezclando los recuerdos de casa mientras aprendían las formas de Chicago”.

Muchas personas mayores le dijeron a Kanter que llegar a San Francisco de Asís en la década de 1950 se sentía “como si yo estuviera en mi pueblo”

Kanter explica que, si bien los mexicanos han sido parte de la Arquidiócesis de Chicago desde la década de 1920, la investigación sobre la historia del catolicismo en Chicago se ha enfocado en los irlandeses, alemanes y polacos. “Mi libro corrige esa ceguera al poner a los católicos latinos en el centro, lo que tiene hoy una relevancia especial para la Iglesia católica en Chicago y a lo largo de Estados Unidos”.

“Era, y todavía es, crucial que los sacerdotes y el personal de la rectoría hablen español” agrega. “Es esencial que el personal parroquial demuestre una comprensión de lo que enfrentan los inmigrantes y sus hijos. Las parroquias necesitan desarrollar sistemas de apoyo significativos para las personas vulnerables. La arquidiócesis debe elevar su voz a nivel local y nacional en apoyo a los recién llegados”.

Le preguntamos también qué hechos le sorprendieron más en el proceso de escribir este libro.

“Me sorprendió que el vecindario mexicano más grande de Chicago estaba alrededor de San Francisco de Asís” responde, “el viejo vecindario de Maxwell Street que fue demolido para construir el campus de la Universidad de Illinois en Chicago en la década de 1960, y más tarde University Village. Excepto por San Francisco, no quedan rastros de esa colonia mexicana más allá de los recuerdos de las personas mayores de 60 años.

 

El libro Chicago Católico, Making Catholic Parishes Mexican está a la venta en las librerías the Seminary Co-Op Bookstore, 57th Street Books, Women & Children First, Pilsen Community Books y The Book Table (Oak Park). Disponible también en Amazon.

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