Área de Chicago

Camino de Emaús, una experiencia de resurrección que transforma vidas

Por Ely Segura
martes, enero 28, 2020

Hombres de Valor se acercan a la iglesia para celebrar la finalización del retiro Camino de Emaús el 25 de agosto en la parroquia St. Joseph the Worker en Wheeling. Foto: Julie Jaidinger/Católico

La participación en este ministerio inicia con un retiro de fin de semana. Una jornada de fe que purifica el alma, revitaliza el ser y redirige a aquellos desesperanzados o alejados de la fe cristiana que hayan perdido el horizonte de su camino. Es un apostolado parroquial impulsado por laicos, sobre todo, cuyo nombre y finalidad están inspirados por el pasaje evangélico de Lucas 24, 13-35.

“El retiro Emaús cambió mi perspectiva de las cosas. No se puede explicar, se debe vivir. Es experimentar a Dios de manera personal”, manifiesta Rosa Aguilar, mexicana, quien llegó a Emaús hace cuatro años movida por una intensa curiosidad de conocer aquello que había transformado tan positivamente la vida de su esposo en estos retiros, mismos que se realizan en doce comunidades parroquiales en Chicago y sus alrededores.

“Yo nací católica, pero no conocía a Dios. Allí, en unos de los retiros lo conocí. Eso no quiere decir que no vas a tener problemas, pero los ves de un modo diferente. Tampoco es una conversión de la noche a la mañana. Es un camino que hay que recorrer para encontrarte con Jesús resucitado”, expresa Aguilar.

Yoni Matute, hondureño, feligrés de la parroquia San José Obrero, habla con una pasión desbordante al referirse a los resultados del ministerio Camino Emaús en su vida. Hoy es uno de sus coordinadores. “Mucha gente se ha salvado a través de este retiro; muchas personas que han querido suicidarse, matrimonios a punto de romperse, personas en relaciones ilícitas, sacerdotes en crisis vocacional.

El mismo Matute se cuenta entre las personas que se han salvado tras haber vivido esta experiencia hace siete años. “Estaba enojado con Dios” dice, “porque durante mi infancia habían asesinado a mi padre. A través de este retiro pude encontrarme a mí mismo, descubrir quién soy y perdonar. Aprendí a amar verdaderamente y a descubrir mi fe”.

Matute señala que una de las metas de Camino de Emaús es formar un consejo arquidiocesano en Chicago. Confía en que en siete años los retiros de Camino de Emaús se realicen en todas las parroquias de dicha ciudad.

Camino de Emaús es un ministerio diseñado no sólo para laicos, sino también para los consagrados. El Rev. Tim O'Malley, pastor de la parroquia Santísima Trinidad, en Waukegan, da fe y testimonio del éxito de este retiro, en el que participó hace diez años y al que posteriormente se adhirió como servidor. “Es una oportunidad para evangelizar a la comunidad” señala O’Malley. “Con nuestros retiros invitamos a las personas a tener un encuentro con Cristo y poder así vivir la fe católica, sobre todo la experiencia eucarística, como lo hicieron los discípulos de Emaús que reconocieron a Jesús al partir el pan”.

 

Historia y estructura

Este proyecto nació en 1978 en Miami, Florida, en el corazón de Myrna Gallagher, una mujer de fe, entonces directora del Programa de Educación Religiosa de la parroquia San Luis, quien bajo la inspiración del Espíritu Santo aceptó la propuesta divina –en labios de su párroco, el Rev. David Russel– de emprender un ministerio que respondiera al llamado de la Iglesia de una Nueva Evangelización que llegara, principalmente a las personas alejadas de la fe católica o que atravesasen por una situación de desesperanza.

Gallagher y Russel adoptan los principios de los conocidos “cursillos” –movimiento laico católico de evangelización nacido en España en 1944– basados en retiros de fin de semana, adaptándolos a la realidad de este tiempo.

Camino de Emaús consta de retiros de mujeres y retiros de hombres que se realizan de manera separada. Sin importar la ciudad, todos los retiros comparten lo esencial del contenido y los recursos diseñados para estos retiros desde su origen.

Se espera que al final de estos retiros los participantes formen pequeñas comunidades de formación y crecimiento en la fe, (también hombres y mujeres por separado) con la misión de contagiar a otros para que vivan el mismo encuentro de amor con Cristo vivo y resucitado que ellos mismos han experimentado.

“En estas pequeñas comunidades nos separamos hombres de mujeres para poder compartir nuestras experiencias de vida con mayor intimidad y libertad” explica Rosa Aguilar. “Es más personal así, pues antes de ser pareja somos individuos. Procuramos que sean pequeñas comunidades. En nuestras reuniones tenemos a 30 personas en promedio, para facilitar la confidencialidad y la apertura de sus participantes; también hacemos juegos y veladas con las familias” dice Aguilar, quien tras vivir la experiencia se ha convertido en servidora de este ministerio en su parroquia San Pablo, en Chicago Heights.

Hoy, un poco más de cuarenta años después, esta inspiración ha atravesado fronteras, transformando vidas no sólo en Estados Unidos, sino en otras latitudes como México, Costa Rica, Cuba, Colombia, Perú, Argentina, España, Nigeria y Japón, en donde la vida de cientos de personas han sido renovadas espiritualmente.

Por su esfuerzo en la evangelización de la comunidad hispana, este ministerio recibió el reconocimiento San Juan Pablo II en la Vigésima Noche de Gala de la Arquidiócesis de Chicago, celebrada el pasado 20 de septiembre de 2019.

Otras de las comunidades parroquiales en donde se llevan a cabo los retiros de Emaús en Illinois son la parroquia San José Obrero (Round Lake), parroquia Santa Genoveva (Chicago), Santa María del Lago (Mundelein) y Nuestra Señora del Monte (Cícero), por mencionar algunas.

Para participar en los retiros de Camino de Emaús escriba un email a Yoni Matute: [email protected]

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