Área de Chicago

Cada vez que se acoge a un forastero es a Jesús a quien se recibe: XIV Posada Anual por la Reforma Migratoria

Por Ely Segura
viernes, noviembre 15, 2019

María y José, interpretados por Alfredo Palafox y María Aranda lideran la peregrinación por el centro de Chicago en diciembre de 2018. Foto: Denise Duriga/Católico

¿Qué haría si el mismo Jesús tocara a su puerta en una gélida mañana de invierno? Probablemente no dudaría en abrirle y cobijarle cálidamente. Sin embargo, esta escena se repite hoy una y otra vez –con la misma respuesta de indiferencia y rechazo que recibió la Sagrada Familia de Nazaret–, especialmente en nuestro contexto de inmigración. El viernes 13 de diciembre, desde las 7:00 hasta las 9:00 de la mañana, esta nueva familia de diversas nacionalidades saldrá a tocar las puertas de quienes tienen posibilidad de abogar por refugio legislativo.

El punto de encuentro es el 101 West Congress Parkway/ Ida B. Wells Parkway, en donde opera la Oficina local de Servicios de Inmigración (USCIS). Entre cantos y momentos de oración y reflexión, la ruta comprenderá paradas significativas para ser voz de inmigrantes en distintas condiciones de vulnerabilidad. La primera será en el centro Correccional Metropolitano, en donde se rezará el rosario en distintos idiomas, luego en la Universidad DePaul –para pedir posada educativa para los dreamers–, más adelante en la Plaza Federal, para pedir una reforma migratoria justa y compasiva. La posada concluirá en la parroquia San Pedro (St. Peter´s), como el símbolo de la Iglesia Universal que llama y acoge, con una bendición y con un convivio.

Elena Segura, directora asociada de la Oficina de Dignidad Humana y Solidaridad de la Arquidiócesis de Chicago, señala que esta campaña es para que las más de diez millones de personas indocumentadas sean reconocidas en este país y eventualmente sean ciudadanas. “Queremos que se reconozcan los años que estas personas han estado aquí; que dejen de estar viviendo en las sombras. Que sea reconocida su dignidad humana y así también sus derechos. La presencia de cada uno de los participantes en esta posada representará una luz de esperanza. Caminaremos en esperanza y seguiremos buscando la transformación de las personas”, enfatizó.

Bertha Pérez, mexicana oriunda de Guanajuato, México, es una de las decenas de personas que se suman a esta iniciativa desde hace siete años, animada por el ministerio de Pastoral Migratoria de su iglesia, San Benito, en Blue Island. “Como inmigrante también he tenido problemas con mi situación migratoria, por eso me solidarizo con las personas que atraviesan por lo mismo” dijo. “También promovemos que las personas que ya son residentes legales se hagan ciudadanos estadounidenses. Pero, espiritualmente, la razón principal por la que me involucro en esto es para solidarizarme con mis hermanos que como José y María peregrinan en busca de una vida mejor. Queremos ejercer un poco de presión al gobierno para recibir posada migratoria.”

Pérez, casada y madre de tres jóvenes, vive en Estados Unidos desde hace veintidós años. Afirma que deseó pertenecer a una organización para poder ayudar. “Desde Irapuato, México, veía mucha gente en necesidad, sin ayuda, y no sabía cómo apoyarla” dijo. “Aquí, me ha llamado la atención la manera en que la gente puede organizarse para gestionar ayuda a los demás. No sabía que existían tantas organizaciones a favor de los más necesitados”, expresa.

Esta iniciativa es organizada por la Pastoral Migratoria de la Arquidiócesis de Chicago que desde 2005 crea conciencia de esta realidad a través de una Campaña Católica de Reforma Migratoria que aboga por el reconocimiento de los inmigrantes indocumentados en este país. Esta campaña es apoyada por la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, a la que se suma la red Sacerdotes Pro-Justicia para Inmigrantes, alrededor de 54 órdenes religiosas y decenas de laicos y laicas de distintas parroquias del estado de Illinois.

Con esta propuesta, la Oficina de Dignidad Humana y Solidaridad de la Arquidiócesis de Chicago busca dar vida al pasaje evangélico en que Jesús declara que cada vez que se acoge a un forastero –en este caso a los más de doce millones de migrantes en este país, según el Centro de Investigaciones Pew en el 2017– es en realidad a Él mismo a quien se recibe. (Cf. Mt 25, 35-46).

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