Área de Chicago

El uso de prácticas restaurativas ayuda a los estudiantes a tomar mejores decisiones

Por Michelle Martin (Chicago Catholic)
jueves, agosto 29, 2019

Estudiantes de escuela católica sostienen sus manos en oración en esta foto de archivo. Foto: Karen Callaway/Católico

Los estudiantes de primaria en la Academy of St. Benedict the African, en 6020 S. Laflin St., verán este año algunos cambios en la manera en que la escuela alienta las buenas decisiones y en la manera en que maneja las malas decisiones.

La escuela planea comenzar a usar las prácticas restaurativas en todos los grados, comenzando en preescolar, en tanto los últimos dos años ha usado dichas prácticas en los grados de la escuela intermedia, dijo la directora asistente Jennifer Farrand.

“Hemos visto un gran cambio en la escuela intermedia”, señaló Farrand. “Hemos reducido, especialmente, el número de suspensiones”.

La idea es crear una cultura de comunidad dentro de cada salón de clases y dentro de la escuela como un todo. Los estudiantes que se ven a sí mismos como miembros valiosos de la comunidad generalmente quieren contribuir de maneras positivas, mencionó Farrand.

Eso comienza con “círculos proactivos”, en los cuales los estudiantes y maestros se reúnen cada mañana. Los estudiantes no tienen que hablar en los círculos matutinos, pero tienen una oportunidad de compartir con su clase si ellos quieren.

Con frecuencia, lleva tiempo para que los estudiantes se sientan cómodos, pero después de un rato, comienzan a abrirse con sus compañeros de clases, dijo Farrand, forjando conexiones sólidas dentro de la comunidad escolar.

Cuando los estudiantes se portan mal, en vez de recibir castigo de un maestro o administrador, participan en un círculo de justicia restaurativa con la persona o personas que su comportamiento lastimó, así como también otros adultos y posiblemente estudiantes. El estudiante que causó el daño tendrá una oportunidad de hablar de lo que pasó y por qué, y la persona que fue lastimada puede compartir la manera en que el incidente le afectó.

Luego, todo el círculo propone consecuencias dirigidas a reparar el daño. “Es una manera de darle dignidad a los estudiantes”, dijo Farrand.

Por ejemplo, Farrand agregó, en una situación en donde algunos estudiantes estaban siendo intencionalmente desordenados en el comedor, el círculo incluyó a esos estudiantes y al personal que limpió el comedor. Después de hablar acerca de lo que pasó, se pidió a los estudiantes ayudar a limpiar después del almuerzo todos los días durante una semana.

“Esa fue una consecuencia que estuvo directamente relacionada con el comportamiento, y no los sacó de clases”, dijo. “Queremos que los estudiantes estén en las clases aprendiendo”.

Aunque los círculos con estudiantes jóvenes pueden involucrar a menos personas y un lenguaje más sencillo, Farrand dijo que incluso los estudiantes de preescolar entienden las ideas involucradas.

“Con ellos, podemos hablar de ¿a quién lastimaste? ¿Cómo los puedes ayudar a sentirse mejor?, señaló Farrand. “Nuestra meta no es manejar a los niños. Nuestra meta es enseñar a los niños a manejarse a sí mismos”.

Para prepararse, todo el personal de la escuela está leyendo y discutiendo Hacking School Discipline: 9 Ways to Create a Culture of Empathy and Responsibility Using Restorative Justice (Hackeando la disciplina escolar: 9 maneras de crear una cultura de empatía y responsabilidad usando la justicia restaurativa) de Nathan Maynard y Brad Weinstein. La escuela también está trabajando con Umoja Student Development y Big Shoulders Fund, que está haciendo un piloto de un currículo de aprendizaje emocional y social en la escuela St. Benedict the African y la escuela Visitation, en 900 W. Garfield Blvd.

La organización también ha trabajado en prácticas restaurativas en asociación con Catholic Lawyers Guild en Visitation y en Leo High School, en 7901 S. Sangamon St.

Ayudar a los niños a aprender estrategias para manejar sus emociones y relaciones es parte de la tradición de las escuelas católicas de educar al niño de manera integral, dijo Rebecca Ryan, directora senior para programas académicos y asuntos externos en Big Shoulders.

“Ahora tenemos mejores herramientas”, mencionó Ryan, señalando que las redes sociales y el ritmo de cambio ha incrementado los desafíos para los niños. Al mismo tiempo, muchos de los estudiantes en St. Benedict the African viven en comunidades afectadas por la violencia y algunos pueden ser víctimas de la violencia o han sido testigos de ella.

“Muchos de nuestros estudiantes están lidiando con problemas muy emocionales, que se interponen en el camino del aprendizaje”, dijo Ryan. “Queremos enseñarles cómo manejar esas emociones de tal manera que puedan aprender lo que necesitan, y al mismo tiempo, podemos reducir comportamientos adversos. Realmente es una medida preventiva, y muy en la tradición de la educación católica”.

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