Área de Chicago

El programa de mentores de Mercy Home forma lazos valiosos

Por Michelle Martin (Chicago Catholic)
lunes, julio 1, 2019

Bridget y su perro Scooter, pasan tiempo con Jurni como parte del programa de mentores de Mercy Home for Boys and Girls el 18 de mayo. Foto: Julie Jaidinger/Católico

Bridget Brzezinski estaba buscando una manera de hacer la diferencia en 2017, pero no estaba segura de cómo hacerlo.

Cerca de su oficina vio una publicidad que buscaba voluntarios para Mercy Home, así que decidió hacer una llamada.

Así es como conoció a Jurni, ahora de 14 años. Las dos han sido emparejadas en el programa de mentores Friends First, de Mercy Home durante más de año y medio. Ellas comenzaron en el programa asentado en las instalaciones, reuniéndose en Mercy Home y participando conjuntamente en las actividades planeadas por el personal, luego se mudaron al programa asentado en la comunidad, planeando sus propias salidas alrededor de Chicago.

Friends First, fundado en 1987, siguió el modelo de Big Brothers/Big Sisters. Empareja a individuos hombres y mujeres, con niñas y niños preadolescentes o adolescentes, sirviendo entre 80 y 100 niños al año. Los niños que participan no son parte del programa residencial de Mercy Home; típicamente son referidos por sus padres o tutores u oficiales de la escuela, señaló Tilisha Harrison, directora del programa Friends First.

Desde su fundación, el programa también ha desarrollado algunas asociaciones directas con escuelas y compañías.

Una actividad que Brzezinski y Jurni hacen con frecuencia es comer, especialmente en diferentes restaurantes étnicos donde prueban comidas nuevas.

Algunas de sus comidas favoritas nuevas han sido saganaki, el queso flameado esencial en restaurantes en Greektown, y gnocchi.

Brzezinski no tiene carro, así que ellas usualmente se reúnen los sábados en Mercy Home y exploran el vecindario a pie. 

“Caminamos mucho”, dijo Brzezinski. “Pero eso también nos da tiempo para hablar”.

Harrison dijo que el programa a veces patrocina salidas a eventos especiales, y los mentores con frecuencia hacen arreglos para llevar a los jóvenes con los que trabajan a juegos de deporte profesional o museos, pero pasan la mayor parte del tiempo en ambientes más discretos.

“A veces ellos solo caminan en los alrededores y ven las vitrinas”, dijo Harrison. “Pero eso puede ser una manera de hablar acerca de la ropa que usas para salir y divertirte y lo que usas en un ambiente profesional”.

Ya que tanto Jurni como Brzezinski aman los animales, han visitado el centro de adopción de perros operado por la Anti-Cruelty Society en el PetSmart de Roosevelt Road para jugar con los perritos, así como también a parques de perros locales donde los dueños amables están felices de tener manos extras para hacer cariño a sus mascotas.

También han ido a “búsquedas del tesoro” improvisadas, mencionó Brzezinski.

“En una ocasión perdí mis llaves y tuvimos que regresar”, dijo. “Pero todo puede ser divertido y una experiencia de aprendizaje si mantienes una actitud positiva”.

La mayoría de los voluntarios, como Brzezinski, son adultos más jóvenes, entre 21 y 35 años, aunque un buen número de personas ya sin hijos en casa, en la etapa de “nido vacío” y jubilados también son voluntarios. Los posibles voluntarios deben pasar una revisión de antecedentes y comprometerse un año, con la expectativa de que posiblemente continuarán un segundo año. Siempre se necesitan más hombres para ser mentores de jóvenes varones, indicó Harrison.

Brzezinski dijo que el primer día que conoció a Jurni y sus padres, estaba por lo menos tan nerviosa como Jurni.

“Quería caerle bien”, señaló.

Jurni estaba en similares apuros.

“Estaba tan nerviosa”, mencionó.

Pero la combinación funcionó casi inmediatamente.

“Ella fue tan amigable”, señaló Jurni.

Ahora, entrado su segundo año en el programa de mentores, Jurni dice que se ha vuelto más extrovertida y segura al hablar con personas que no conoce. Menciona que sus padres incluso dicen que habla más en casa.

Tener esa confianza ayudó cuando Jurni ingresó a la escuela secundaria el otoño pasado y tuvo que acostumbrarse a un nuevo ambiente social y académico, dijo.

Brzezinski también es su persona favorita para tener ayuda con la tarea, especialmente los proyectos de escritura.

“Ella no me dice lo que tengo que decir”, explica Jurni. “Pero me ayuda a pensar en maneras para decirlo mejor”.

Brzezinski se emocionó un poco cuando se le dijo lo que Jurni dijo de ella.

“Siento que yo he obtenido mucho más de ella”, mencionó.

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