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“El pueblo no tiene que caminar solo”: Taller de José, un ministerio de acompañamiento que celebra su primera década

Por Redacción Católico
martes, abril 30, 2019

Julian Zuzarte, quien es parte de los “compañeros” en Taller de José, se reúne con una clienta el 26 de abril. Foto: Karen Callaway/Católico.

Todo empezó cuando el ahora obispo Robert Casey era párroco de Nuestra Señora del Tepeyac, en La Villita. Las hermanas de San José, Kathy Brazda y Carol Crepeau, que habían hecho trabajo en la parroquia, querían establecer un ministerio en la ciudad y se sentaron a conversar con él.

En la conversación, Casey les comentaba que como párroco su reto era no solo encontrar servicios para sus feligreses sino además ayudarles a llegar a esos servicios, acompañarlos.

“Alguien viene a la parroquia buscando comida” dijo el obispo Casey como ejemplo. “Si hay una despensa de comida en tal lugar, no le voy a decir solamente ‘aquí está la dirección y que Dios lo bendiga’”.

El obispo Casey dice que de esa manera no sabía si la persona iba a encontrar la comida o no.

Ayudar a entender los trámites burocráticos, saber a dónde hay que ir, ayudar a navegar ese sistema y preparar lo que hace falta para recibir los servicios; en resumen, acompañar a la gente y a veces, simplemente escucharla, esta es la tarea que realiza Taller de José.

“Los servicios estaban en la comunidad” dice el obispo Casey en conversación con Católico, “pero la gente no sabía cómo llegar a ellos”. Entrevistado en la oficina de la Vicaría III, en Pilsen, el obispo nos dice que muchos de los servicios también estaban buscando a sus clientes y no sabían cómo conectar con ellos.

Es así como de las conversaciones entre el entonces párroco Casey y las hermanas Brazda y Crepeau surge hace diez años el Taller de José.

“Vimos que había recursos aquí, pero que la gente no sabía cómo encontrarlos” dijo a Católico la hermana Kathy Brazda en una conversación de archivo. Cuando la visitamos aún era directora de Taller de José. “Lo que hicimos fue crear un ministerio de acompañamiento” dijo entonces. “Eso es en verdad lo que somos. Cualquier persona puede venir a nosotros y nosotros le ayudamos a encontrar los recursos que necesitan.”

La hermana Brazda, quien recibió en 2015 el reconocimiento Santa Teresa de Ávila de la Noche de Gala dijo que en ocasiones los agentes del Taller de José van con las personas a las citas que tengan. “Nuestra idea es caminar con la gente en su jornada y los ayudamos a aprender a lo largo del camino, para que a fin de cuentas ellos puedan obtener los recursos”.

La idea, como dice el obispo Casey, es dar al pueblo un mensaje muy simple: “Que no tiene que caminar solo y que alguien va a acompañar a uno a encontrar lo que necesita”.

 

La barrera del idioma

Ubicado en La Villita, en la esquina de 24th y California, junto a la parroquia de Asunción BVM, hoy Taller de José se mantiene tan activo como siempre. El 7 de abril celebraron con un banquete su décimo aniversario. Días antes de la celebración, Católico platicó con su directora Anna Mayer en sus oficinas.

Mayer dijo que poco después de la toma de posesión de Donald Trump, a raíz de la retórica antiinmigrante de varios grupos, en Taller de José hubo un incremento de personas que querían asegurarse de tener los papeles en orden, pasaporte, actas de nacimiento, etc.

“Hemos visto personas que vienen y buscan acompañamiento, pero también hay gente que tiene miedo de ir a lugares donde antes iban sin problemas” dijo Mayer. “Así que ya dudan más. Creo que eso hace todavía más necesario e importante tener alguien de nuestro equipo que los acompañe”.

Mayer dijo que el idioma es a menudo una barrera para sus clientes, por lo que se aseguran de que las quince personas que trabajan para Taller de José sean bilingües. También, aunque los servicios que ofrece el Taller son gratuitos, varios de los lugares a donde los acompañan cobran una cuota. Esto es particularmente delicado porque ellos ayudan a gente de bajos recursos.

Le preguntamos a Mayer qué hacen en esos casos, y ella respondió que a veces hay oportunidad de solicitar exenciones u obtener precio reducido cuando se prueba que se tienen pocos ingresos.

Meyer explicó que aún cuando los clientes no tengan problemas de idioma o falta de recursos económicos, hay otra barrera, que es la de la jerga, el lenguaje “legal” de muchas oficinas, que puede ser muy difícil de entender para los clientes. 

 

Habla un cliente

Enrique Navarrete es una de las personas que han usado los servicios de Taller de José. En febrero de 2002, a punto de cumplir 21 años, Navarrete tuvo un accidente automovilístico junto con su esposa, sus hijos, y un amigo, pero solo él fue afectado físicamente, pues quedó ciego.

“Taller de José me ha ayudado en lo que he necesitado” dice Navarrete a Católico en conversación telefónica. “Continuamente estuve en el hospital, y una persona del Taller de José me acompañaba” agrega.

“Fue un impacto muy fuerte en mi vida” comenta Navarrete. “Desgraciadamente en ese accidente no tenía yo seguro y la persona con la que tuve el accidente se dio a la fuga, él no sabe si estoy vivo o estoy muerto”.

Cada que Navarrete tiene que ir al hospital una persona del Taller lo acompaña. Taller de José también lo ha puesto en contacto con grupos editoriales, pues Navarrete ha sentido la necesidad de escribir un libro y contar su historia.

“Estuve 45 días en coma” dice, y agrega que los demás miembros de su familia salieron bien del accidente, pero él, además de la ceguera, resultó con varias fracturas en el cuerpo. Hoy, Navarrete está separado de su esposa y vive con la familia de su hermano, y Taller de José ha sido un apoyo continuo en las tareas de acompañamiento. 

 

Un sistema complicado

El obispo Casey conoce también la importancia del acompañamiento.

“Muchos en el barrio de La Villita no van al centro de la ciudad porque conocen su barrio y se sienten cómodos” dice el obispo, quien agrega que salir y enfrentarse a un entorno anglohablante es un enorme desafío.

“Entonces, esa posibilidad de tener a alguien al lado tuyo que te acompañe es bien importante para ofrecer esa confianza que muchas veces la persona no siente” agregó el obispo Casey.

El obispo Casey dice que los problemas no surgen solo porque a veces la persona no habla inglés, sino que en ocasiones hay un problema de racismo.

“Mucho de lo que estamos ofreciendo es ayuda legal con inmigración” agrega el obispo, “con situaciones de violencia doméstica, acompañando a la gente a la corte. Es un sistema complicado y si alguien no tiene conocimiento del sistema legal, pues no hay como navegarlo. Por eso es bueno tener alguien a tu lado”.

Cuando le preguntamos si los recortes a servicios públicos han afectado a Taller de José, Anna Mayer nos explica que en verdad han tenido suerte, pues a lo largo de su historia han tenido poco o nada de fondos estatales o federales, de manera que el panorama actual de recortes no les afecta. “Especialmente ahora con la crisis del presupuesto de Illinois” dice.

 “La congregación de San José, como patrocinadores del ministerio, ofrecen algo de soporte financiero” explica Mayer, quien agrega que los apoyos vienen también de fundaciones de familias y de otras órdenes religiosas que los apoyan.

“Recibimos también contribuciones de individuos” dice Mayer. “Así que organizamos eventos de recaudación de fondos, en asociación con algunas parroquias”. Pero Mayer hizo énfasis en que Taller de José depende enormemente de voluntarios y pasantes para poder ofrecer muchos de sus servicios.

Usted puede ayudar a Taller de José, sea donando dinero o como voluntario: https://tallerdejose.org/support/

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