Área de Chicago

El Proyecto de Paz Parroquial propone el arte como conversación en un barrio que cambia

Por Redacción Católico
miércoles, junio 27, 2018

El Proyecto de Paz Parroquial propone el arte como conversación en un barrio que cambia

Nueve artistas latinos congregados por el Proyecto de Paz Parroquial se sirven del arte como una manera de entablar una conversación en Pilsen. Se trata de un conjunto de mesas y bancos pintadas y trabajadas por los artistas que irán a nueve restaurantes, bares y cafeterías a lo largo de la avenida 18 en ese vecindario. Para inaugurar las mesas y fomentar una conversación entre los artistas y la comunidad, el Proyecto de Paz organizó “¿Quieres ser mi vecino?” una actividad que se llevó a cabo el 9 de junio en el gimnasio de la escuela San Procopio.
Participantes observan una obra de arte de Mónica Rezman. Foto: Karen Callaway/Católico
Mesa y bancos creados por la artista Norma Ríos-Sierra. Foto: Karen Callaway/Católico
Una mesa y bancos creados por la artista Jaqui Almaguer. Foto: Karen Callaway/Católico
El artista "Tubs" colorea con su hija durante el inicio de “¿Quieres ser mi vecino?” en el gimnasio de San Procopio el 9 de junio. Foto: Karen Callaway/Católico
El artista Robert Valdez explica sus obras a participantes. Foto: Karen Callaway/Católico

Nueve artistas latinos congregados por el Proyecto de Paz Parroquial se sirven del arte como una manera de entablar una conversación en Pilsen. Se trata de un conjunto de mesas y bancos pintadas y trabajadas por los artistas que irán a nueve restaurantes, bares y cafeterías a lo largo de la avenida 18 en ese vecindario.

Para inaugurar las mesas y fomentar una conversación entre los artistas y la comunidad, el Proyecto de Paz organizó “¿Quieres ser mi vecino?” una actividad que se llevó a cabo el 9 de junio en el gimnasio de la escuela San Procopio.

La idea central de esta actividad es el cambio que experimenta Pilsen, un barrio tradicionalmente mexicano, con fuertes símbolos de identidad desplegados en sus muros y en sus tradiciones, que desde hace un tiempo vive el proceso llamado ‘gentrificación’. Esto es: un encarecimiento de las rentas que vuelve imposible para la comunidad el vivir allí, la proliferación de restaurantes y servicios caros que sirven a una nueva oleada de vecinos, jóvenes anglos que llegan a Pilsen.

¿Por qué una mesa?

“Usar la mesa como símbolo obedece a una pregunta que nos hicimos” dijo Fernando Rayas, director ejecutivo del Proyecto de Paz. “¿Cuál es la mejor manera de reunir a la gente? La comida”.

Rayas explicó que se les pidió a nueve artistas pintar una mesa con una representación visual de lo que para ellos significa el cambio.

El resultado estaba a la vista en esas mesas cuyo tema se centraba en las ideas de unidad, cultura e historia.

“Ya no reconozco las calles”

“Para mí tener esas conversaciones difíciles es la mejor manera de empezar a sanar” dijo Norma Ríos.

Norma Ríos hace arte con mosaicos y vitrales. Nacida en la ciudad de México, llegó muy niña a este país.

“Yo soy una inmigrante, vine aquí desde chiquita” dijo Ríos. “He hecho todo lo posible por ser parte de este país, para hacer de este país mi hogar. Pero yo jamás he sentido que soy bienvenida aquí. Después de 37 años como que ya las cosas tienen que cambiar.”

“La mera verdad estoy ya hasta el tope de escuchar las cosas negativas que dicen de mis amigos, de mi familia, de mí” agregó Ríos. “Nosotros ya hemos hecho tanto en este país, yendo a la escuela, trabajando, dando servicio a nuestras comunidades. Ya esa narrativa, esa historia tiene que cambiar, porque es equivocada.”

Un artista con raíces muy profundas en Pilsen es Robert Valadez, muralista y pintor que también participa en esta actividad.

“Ahora hay mucha tensión en esta comunidad entre los hipsters y los mexicanos y los chicanos como nosotros” dijo Valadez. “Todo este problema es bien complicado, pero creo que necesitamos hablar. Los dos grupos necesitamos tener más comunicación.”

Los artistas que participan reflejan en su arte una preocupación que comparten con los habitantes del barrio: la preocupación por las transformaciones que vuelven a Pilsen un lugar caro, y la posibilidad de que el barrio pierda sus signos de identidad.

“Hay que entender que esta situación de la gentrificación es algo más grande que nosotros, que los residentes del barrio” dijo Valadez, “Es algo más grande, los políticos, los que tienen el dinero, los (agentes) de bienes raíces, ellos son lo que tienen el control. Necesitamos hablar más de los orígenes de la gentrificación y todo eso” agregó.

“Los jóvenes que se están mudando a este barrio vienen de los suburbios, de quién sabe dónde, y no saben nada de nuestra comunidad” agregó Valadez. “Y por eso, eventos como este son una oportunidad para que nosotros podamos comunicarnos con ellos”.

La artista mexicana Diana Solís, quien participa con una mesa y dos bancos dice que este tipo de actividades ayudan a fortalecer el diálogo entre los recién llegados y los residentes. Le preguntamos si siente alguna tensión entre ellos.

“Sí” respondió, “yo vivo aquí en el barrio, salgo todos los días y de un día para otro ya no reconozco las calles (ríe) porque están cambiando tan rápido”.

Solís agregó que muchos de los recién llegados, propietarios de restaurantes y de terrenos, no quieren tener diálogo porque, aunque la gente es libre de poner un negocio en donde sea, no contemplan la manera de insertarse en una comunidad.

“Es un disturbio a la gente que ya vive aquí” dice. “¿Cómo puede consumir una persona de bajos ingresos que ya lleva aquí mucho tiempo?, ¿cómo puede ser cliente de un restaurante nuevo que cobra más del presupuesto que tenga una familia o un individuo?”

“Pero creo que siempre hay espacio para el diálogo” agrega, “el arte es algo que atraviesa muchas barreras culturales, físicas etcétera, y es un buen comienzo”.

“Estas comunidades están cambiando” dijo Juan-Carlos Pérez, también artista mexicano. “Muchas veces, cuando esto pasa, se borra la cultura. No queremos que toda esta cultura, la historia de estas familias se vaya a borrar. Es importante, para que haya un futuro, que las comunidades de Chicago comiencen un diálogo entre sí, para poder avanzar y sostener nuestras tradiciones.”

“Hay gente que no está feliz porque se tiene que mudar” dijo Pérez, “gente que está entrando, que no sabe por qué está la gente enojada con ellos. No hay esa conversación. Ellos quieren la cultura, eso que se ha hecho aquí por generaciones. Pero no saben cómo entrar. Conoce la cultura, conóceme a mí, platica conmigo.”

Agentes de cambio

La organización comunitaria Proyecto de Paz Parroquial, es apoyada y patrocinada por la Iglesia católica en un esfuerzo por incluir a los jóvenes del suroeste de Chicago.

“La misión del Proyecto de Paz es involucrar a jóvenes adultos para desarrollarse como agentes de cambio para en la comunidad” dijo Michelle Ruiz, cofundadora del Proyecto. “Estamos dedicados a ofrecer una plataforma experimental a los artistas para que muestren su obra y compartan su conocimiento, con el fin de inspirar la curiosidad” agregó.

El proyecto fue financiado por The Chicago Community Trust.

Los artistas participantes son: Jaqui Almaguer, Miguel Malagon, Juan-Carlos Pérez, Mónica Rezman, Cristian Roldan, Norma Ríos Sierra, Diana Solís, Tubs y Robert Valadez.

Los lugares donde se exhibirán las mesas y bancos son: Azul 18, Cá Phe Dá, Dusek’s, Honky Tonk, The Jibarito Stop, La Catrina Café, Simone’s Bar, Monnie Burke y parroquia San Procopio-Providencia de Dios.

El arte estará en estos lugares hasta la primera semana de septiembre.

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