Área de Chicago

Grupos de fe y organizaciones comunitarias piden una política de inmigración que reconozca la dignidad humana

Por Michelle Martin
viernes, marzo 9, 2018

El padre Gary Graf fue uno de los participantes en la velada en la parroquia St. Barnabas donde se discutieron tópicos de inmigración. Foto: Karen Callaway/Católico.

Estados Unidos debe hacer un mejor trabajo en dar la bienvenida a los inmigrantes y refugiados, no por lo que puedan hacer por el país sino porque son seres humanos.

Eso fue el mensaje principal de la reunión “Eres mi prójimo. Inmigración: A quién afecta, por qué te debe importar y qué puedes hacer” (“You Are My Neighbor. Immigration: Who Is Affected, Why You Should Care and What You Can Do”), presentada el 1 de marzo por Southside Catholic Peace and Justice y más de 40 grupos de fe y organizaciones comunitarias en la Iglesia St. Barnabas, 10134 S. Longwood Drive.

El evento —que fue en parte un servicio de oración, en parte un acto para crear conciencia y en parte un seminario— abordó de todo, desde la crisis internacional de refugiados hasta propuestas para recortar a la mitad el número de inmigrantes legales que son permitidos en Estados Unidos. Gran parte de la discusión estuvo enfocada en la situación de los jóvenes que fueron traídos a Estados Unidos ilegalmente cuando eran niños y que ahora están buscando una manera de permanecer como adultos con estatus legal.  

Esos jóvenes adultos, con frecuencia llamados “Dreamers” por un proyecto de ley llamado la “DREAM Act” que proveería un camino a la ciudadanía para ellos, obtuvieron algo de alivio a través del programa administrativo de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés) creado por el presidente Barack Obama en 2012. 

DACA permite a sus beneficiarios vivir en Estados Unidos sin ser deportados y les da permiso para trabajar legalmente.

El presidente Donald Trump anunció en septiembre de 2017 que el programa culminaría el 6 de marzo, pero aquellos que recibieron protección de la deportación se les está permitiendo renovar su estatus hasta que una objeción legal se abra camino en el sistema judicial.

El senador de Illinois Dick Durbin, quien ha patrocinado la legislación de la “DREAM Act” varias veces desde el año 2000 y hasta este año, dijo a la congregación que continuará intentándolo.  

“Cuando hablo a esos jóvenes les digo que no me rendiré”, dijo Durbin. “Y les pido que no pierdan la esperanza en mí y en este país”.

El primer orador de la noche fue Irakere Picón, un beneficiario de DACA que fue traído a Illinois por sus padres con una visa de turista antes de su segundo cumpleaños. Picón pudo terminar la universidad a pesar de no ser elegible para ayuda financiera federal o estatal porque sus padres tomaron una segunda hipoteca en su hogar y usaron al máximo sus tarjetas de crédito, y él obtuvo algunas becas privadas.

Después de ser aceptado en la escuela de leyes de la Universidad Northern Illinois, presentó su caso al decano y pudo obtener fondos de becas privadas para pagar su colegiatura. Él fue uno de los primeros beneficiarios de DACA en ser admitido a la barra de abogados de Illinois y ahora es abogado para el Centro Nacional de Justicia para Inmigrantes.  

“Cada paso en el camino, cuando ha ocurrido un nuevo capítulo, ha habido personas que me han ayudado y guiado”, señaló Picón. “Necesitamos descubrir cómo cada uno de nosotros puede ayudar a nuestro prójimo”.

La Rev. Linda Wygant del Ministerio Grace Seeds dijo que el grupo que se reunió en St. Barnabas, que incluyó a personas de alrededor del mundo y de muchas religiones, era un microcosmos “de la hermosa diversidad que Dios ha creado”. 

A pesar de que el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos recientemente borró una línea en su declaración de misión que describía a Estados Unidos como una “nación de inmigrantes”, dijo Wygant, “ellos no pueden borrar nuestra historia ni dictar nuestro futuro”.

Ellos tampoco pueden borrar la humanidad de las personas que vienen a los Estados Unidos, bien sea que lleguen como refugiados, buscadores de asilo o inmigrantes indocumentados.

“Los seres humanos tienen nombres”, señaló. “Nadie es un extranjero o un indocumentado. Somos hermanos y hermanas, madres y padres, hijos e hijas”.

La hermana de la Preciosa Sangre Mumbi Kigutha, que ha trabajado con refugiados internacionalmente y en los Estados Unidos, dijo que estaba consternada cuando el presidente Trump hizo señalamientos que implicaban que los inmigrantes de África no tenían valor para los Estados Unidos, y los inmigrantes africanos comenzaron a publicar listas de sus logros en las redes sociales.

“Como cristiana, yo digo que el único estatus que necesitas para tener el derecho de estar en donde sea es el de ser humano”, comentó.

El padre Don Nevins, pastor de la parroquia Sta. Inés de Bohemia, 2651 S. Central Park Ave., habló de visitar un antiguo centro de detención en Broadview para orar durante las mañanas en las cuales personas eran deportadas. Después de un tiempo, las autoridades comenzaron a permitir que sacerdotes y religiosos y religiosas abordaran los autobuses con deportados que estaban siendo enviados al aeropuerto para orar y ofrecerles una bendición.

“Los hombres estaban en una jaula en el autobús, y todos tenían grilletes, todos encadenados”, dijo Nevins. “Esa es la manera que la gente los veía bajar del autobús en el aeropuerto, esa es la manera en que volarían a sus países de origen, a donde serían dejados, quizás ni siquiera cerca de donde vinieron. Decimos que estos son nuestros hermanos y hermanas en Cristo, pero nadie trataría a su hermano o hermana de esa manera”.

Nevins, cuya parroquia está conformada predominantemente de inmigrantes mexicanos y sus hijos y nietos, también dijo que él animó a muchos jóvenes a inscribirse en DACA cuando estuvo disponible, a pesar de sus temores de compartir su información con el gobierno.

“Nunca imaginé que terminaría así, tan pronto”, señaló.

Mary Meg McCarthy, directora ejecutiva del Centro Nacional de Justicia para Inmigrantes, habló de la situación de las personas huyendo de sus países de origen como refugiados o buscadores de asilo. El mundo está experimentando su mayor crisis de refugiados y Estados Unidos ha recortado a la mitad la cantidad de refugiados que aceptará, señaló.

Al mismo tiempo, aquellos que vienen y piden asilo están siendo forzados a centros de detención. Madres que buscan asilo están siendo separadas de sus hijos, y sus casos están siendo considerados por separado.

“Nos hemos convertido en un país que es despiadado y cruel hacia otros seres humanos”, comentó.

El padre Gary Graf, pastor de la parroquia San Procopio/Providencia de Dios en Pilsen, dijo que esa no es la naturaleza de los Estados Unidos o su gente.

“Realmente somos una nación bendecida, una nación bendecida y generosa”, dijo Graf.

Desde el 15 de enero, Graf ha estado ayunando en solidaridad con los beneficiarios de DACA y con aquellos que son elegibles para DACA.

Su solicitud, dijo, es simple.

“No vean a la inmigración como un tema”, mencionó.  “Véanla como seres humanos”.

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