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A dos meses del huracán, los católicos boricuas de Chicago estrechan lazos con su patrona

Por Redacción Católico
miércoles, noviembre 29, 2017

A dos meses del huracán, los católicos boricuas de Chicago estrechan lazos con su patrona

Cada año, alrededor del 19 de noviembre, la comunidad católica puertorriqueña de Chicago se congrega a celebrar a su patrona, Nuestra Señora de la Divina Providencia. Esta vez, sin embargo, la celebración tuvo un significado especial por la situación que aún se vive en la isla después del paso devastador del huracán María.
Feligreses llenan los bancos en una Misa en celebración a Nuestra Señora de la Divina Providencia, patrona de Puerto Rico en Maternity BVM el viernes, 17 de noviembre. Foto: Julie Jaidinger/Católico
Francisco Borges, Marilyn Vargas y Diana González oran durante la misa el viernes, 17 de noviembre. Foto: Julie Jaidinger/Católico
Imagen de Nuestra Señora de la Divina Providencia, patrona de Puerto Rico. A la izquierda, el padre Claudio Díaz, Jr. Foto: Julie Jaidinger/Católico
Haydee López ora durante la misa. Foto: Julie Jaidinger/Católico

Cada año, alrededor del 19 de noviembre, la comunidad católica puertorriqueña de Chicago se congrega a celebrar a su patrona, Nuestra Señora de la Divina Providencia.

Esta vez, sin embargo, la celebración tuvo un significado especial por la situación que aún se vive en la isla después del paso devastador del huracán María.

La noche del 17 de noviembre, la lluvia no fue un obstáculo para que los feligreses puertorriqueños y latinoamericanos provenientes de diversas parroquias se reunieran en la iglesia Maternity BVM para celebrar a su patrona.

Si bien la noche estaba fría, adentro la parroquia estaba llena y el calor humano era palpable. Los asistentes siguieron con devoción las palabras del padre Claudio Díaz Jr. celebrante principal, quien habló de los puertorriqueños como hijos bajo el manto de la Divina Providencia.

“Sus hijos, que están sufriendo en la Isla del Encanto” dijo durante la homilía. “Especialmente sus hijos que quizá no tengan electricidad, ni agua potable, ni dinero en efectivo, quizá no tengan en absoluto las comodidades que tú y yo estamos teniendo, pero que aun así siguen siendo hijos de un Dios, y los está buscando para sostenerlos en su regazo.”

Los feligreses asentían, respondían con un “amén” ante las palabras del padre Claudio.

“Sabemos que con el poder de Dios y con la asistencia de María Santísima, Puerto Rico otra vez se levantará” dijo el padre.

Seguir enviando ayuda

La celebración de la Divina Providencia entre los puertorriqueños en Chicago comenzó hace once años, y aunque se turnan entre diferentes parroquias para recibir la festividad (el año próximo le corresponde a Nuestra Señora de la Merced), fue justamente Maternity BVM la parroquia que comenzó esta tradición en la Ciudad de los Vientos.

Al terminar la misa, mientras los asistentes se preparaban para pasar al convivio en el sótano, conversamos con Ángel Luis Marrero, oriundo de Corozal, en Puerto Rico.

“Mi pueblo está destrozado completamente” dijo Marrero. “Ese fue uno de los pueblos que más sufrió: El Naranjito, Corozal, todo el centro de la isla, porque por allí pasó más duro el huracán. Y Vega Alta, Vega Baja, todos los pueblos de esa área.”

Le preguntamos si mantiene comunicación con sus familiares en la isla. “Hablo con mi familia” respondió, “pero tienen que ir fuera del pueblo porque no hay electricidad todavía. Llegó el agua, llegó la luz pero se fue otra vez, porque hubo un problema con los que estaban poniendo la luz, se cayeron unos postes.”

“Por lo menos en mi familia no murió nadie, gracias a Dios” agregó. “La celebración de este año es importantísima. La Santísima Virgen está siempre con nosotros y siempre hay que tener fe.”

En esto coincidió su esposa, Nélida Vázquez. “Estamos siendo bendecidos, porque pudieron pasar cosas mayores” dijo ella. “En nuestra familia hay mucha gente que está en necesidad, mucha necesidad, y necesitamos seguir enviando esa ayuda, porque no está llegando como debe ser.”

Faltan las cosas más básicas

A pesar de todo, el ambiente era de fiesta, había sobre todo la esperanza de que la isla se levantará. Parte de este ambiente se debió al coro Brisas de Jesús que vino de la iglesia St. Aloysius. Ellos le dan un toque afrocaribeño a las canciones de adoración.

El director del coro, Abigail Ríos es originario de Naranjitos, un pueblo en la montaña. Ríos nos contó que ahora mismo tiene cinco familiares quedándose en su casa en Chicago. Sus suegros, su cuñada y la hija de ella (que está embarazada y dará a luz en diciembre) con su esposo.

“Mi suegro es un paciente de diálisis” dijo Ríos, “así que no se pudieron quedar allá. Llevan un mes y algo en mi casa. Se vinieron por la situación en Puerto Rico. Nos hemos sacrificado un poco. Somos cinco en casa y ahora hay cinco más.”

Ríos nos contó del estado de ánimo en su hogar. “Mi suegro hace dos días que cumplió años y estuvo consternado y llorando, porque las noticias que llegan de allá no son buenas” dijo. “Porque donde está su casa hay una especie de dos lagos que no han podido vaciar. Los vacían pero pasa un río y se llenan de nuevo. La casa no se puede habitar, así que no se sabe cuándo van a regresar. Es duro.”

No obstante, Ríos mantiene su fe. “Nosotros a María le oramos y damos gracias al Señor porque poca gente murió” dijo.

También parte del coro, conversamos con el matrimonio de Cándido y Alfonsa Rodríguez, quienes tienen una larga experiencia participando en coros. Don Cándido nos dice que comenzó en un coro en 1959, en la iglesia de San Miguel, pues él vive en Chicago desde hace 61 años. Él es de Patillas, ella de San Lorenzo. Los dos tienen todavía familia en la isla, y afirman que afortunadamente se encuentran bien.

Entre los asistentes había la certeza de que es urgente ayudar.

Carmen Ubides tiene más de treinta años viviendo en Chicago. Ella es originaria de Ponce, al sur de la isla. “En Puerto Rico tengo sobrinos y primos” dijo. “La mayoría, por lo que sé hasta el presente, están muy bien, pero ha habido ciertas dificultades.”

“Nosotros sabemos que siempre hay gente que se aprovecha de la oportunidad” agregó la señora Ubides. “Por ejemplo, la gente que tiene su dinerito están bien, la gente que no tiene nada, como siempre, sufre. Pero yo creo que Puerto Rico se levanta, en primer lugar porque somos muchos que tenemos el corazón allá.”

Ante la pregunta de qué se puede hacer, la señora Ubides dice que todavía podemos donar dinero. “Artículos no se deben mandar” dijo, “pero el dinero ellos pueden usarlo. Faltan las cosas más básicas: el agua, electricidad y comida.”

Iris de Jesús, por su parte, tiene casi cuarenta años viviendo en Chicago, pero tiene mucha familia en Puerto Rico. “Todos están bien, nada les ha sucedido” dijo. Ella pertenece a la parroquia Our Lady of Grace. “Somos muy pocos los puertorriqueños que vamos a esa iglesia, la mayoría son mexicanos” agregó.

Dios tiene un plan con Borinquen

La solidaridad que mostraban los feligreses dio la razón al padre Claudio, quien dijo durante la homilía: “Desafortunadamente los medios de comunicación, la prensa amarillista enfatiza la debacle. Pero no te dicen la otra historia, en que vecinos se ayudan los unos a los otros a conseguir agua, en que personas que no se hablaban comparten su pan, en que personas, familiares que tenían rencillas desde hace muchos años se volvieron a unir por encima de la tragedia natural.”

“Dios tiene un plan con Borinquen” agregó el padre Claudio, “tiene un plan con nuestra gente en Puerto Rico y con nosotros aquí.”

“Solamente el amor hará que nos levantemos nuevamente como una nación” agregó el padre. “Que no sean el pecado la desolación y la muerte los que tengan la última palabra. Que desde el templo de nuestras comunidades de fe y parroquias podamos atender las cosas de nuestro Padre celestial, Dios único, verdadero y vivo.”

Con estas palabras resonando en la parroquia, el padre agregó “¡Que viva la Virgen de la Providencia!” a lo que los parroquianos respondieron sin titubear: “¡Que viva!”.

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