Monseñor Michael Boland

Caridades Católicas trabaja en las áreas problemáticas - Chicago Católico

abril 1, 2017

Durante la temporada de la Pascua, celebramos las tremendas oportunidades de renacimiento y renovación que el Cristo Resucitado nos trae. Nuestros preparativos de la Cuaresma han revitalizado nuestro compromiso con nuestra fe, y comenzamos una nueva temporada de gracia y un tiempo de alegría y de acción de gracias. Sobre todo porque coincide con la primavera y el gran “renacimiento” de la naturaleza, la Pascua es verdaderamente una época gloriosa y esperanzadora del año.

Cuando pienso en el profundo renacimiento de la Pascua que trae tanta alegría y esperanza, mis pensamientos se dirigen inmediatamente a las áreas más turbulentas y violentas de la ciudad y los suburbios. Aunque esto suene extraño, la profunda renovación y la alegre esperanza son exactamente lo que necesitan estas comunidades –y es exactamente lo que Caridades Católicas se esfuerza por traer a estas áreas desesperadas cada día.

La mayoría de los 150 sitios que ofrecen servicios de los programas de las Caridades Católicas, están intencionalmente ubicados en las comunidades más problemáticas y que están enfrentando la pobreza en los condados de Cook y Lake. Estas comunidades frecuentemente se caracterizan por la falta de desarrollo económico y oportunidades de empleo, pocas empresas en el área, deterioro de propiedades, alta criminalidad, altos índices de abandono escolar, alta participación de pandillas, altos índices de abuso de sustancias, altos índices de tráfico de drogas y de extremada pobreza. A menudo, las pandillas y las drogas han servido para perpetuar una cultura de violencia donde es muy difícil para la vida humana y la dignidad humana prosperar.

El objetivo de Caridades Católicas en estas áreas problemáticas, es mejorar la salud y el bienestar de los individuos y de toda la comunidad. Nuestros edificios limpios y bien mantenidos son una luz de esperanza en estas áreas de otra manera deterioradas, asegurando a los residentes que no han sido abandonados u olvidados. Somos un lugar seguro donde la gente es tratada con gracia y dignidad; donde son cuidadosamente ayudados a enfrentar las experiencias traumáticas de la vida; donde se les muestra un mejor modo de vida y se les proporcionan alternativas concretas; donde desarrollan valor y logran estabilidad y crecimiento.

Caridades Católicas da la bienvenida a nuestros vecinos necesitados, se esfuerza por llegar a la raíz del sufrimiento y trabaja con ellos para hacer un plan para un futuro más esperanzador. Los niños pequeños en nuestros programas de educación temprana se preparan para el éxito en la escuela. Los jóvenes en nuestros programas de verano y después de la escuela, aprenden habilidades de trabajo mientras amplían su red y perspectiva del mundo. Las personas de tercera edad reciben una comida caliente, amistad y servicios de apoyo, en un ambiente seguro. Las familias en aprietos obtienen ayuda para superar los efectos dañinos de la violencia doméstica, el abuso de sustancias, las enfermedades mentales, el desempleo, el hambre y la falta de vivienda. Veteranos valientes son alojados, ayudados a encontrar trabajo, y reciben una variedad de servicios para asegurar que puedan vivir con confianza y respeto.

Todos los servicios de Caridades Católicas son proporcionados con amor y compasión, y son un poderoso antídoto contra la cultura de las pandillas, las drogas y la violencia, que echan raíces en áreas desesperadas. Nuestro personal y voluntarios son testigos silenciosos y poderosos del Evangelio de Jesucristo, promoviendo una cultura de vida y restaurando la dignidad humana.

El próximo mes, en el Día de las Madres, Caridades Católicas pedirá su apoyo a nuestra colección anual del Día de la Madres. A medida que nos esforzamos por contrarrestar los efectos de la creciente violencia en nuestras comunidades, necesitamos de su apoyo ahora más que nunca. Como católicos y cristianos, sabemos que la cura para la violencia se encuentra en la paz de Cristo. Con su ayuda, podemos traer la esperanza y la luz de Cristo a las comunidades que están envueltas en la oscuridad. Levantemos estas comunidades para que nazcan de nuevo en la misma promesa que conocemos en la profunda alegría de la Pascua.

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