Monseñor Michael Boland

Un rayo de luz para niños afectados por trauma

miércoles, agosto 31, 2016

En el corazón del Jubileo de la Misericordia, está la promesa de la esperanza –la esperanza de que a través de la gracia de Dios, vidas y comunidades puedan tener cambios positivos. Mientras nos recuperamos de un verano especialmente violento en nuestra ciudad y la nación, la llamada del Papa Francisco de llevar la misericordia y la esperanza a nuestros hermanos y hermanas necesitados es más importante que nunca.

Una de las maneras en que Caridades Católicas está llevando la esperanza a las comunidades desesperadas, es a través del Departamento de Servicios Terapéuticos para Jóvenes y Familias. Terapeutas a nivel de maestría proporcionan consejería y apoyo a niños y a sus familias, en escuelas y oficinas, en algunas de las comunidades más problemáticas de la ciudad de Chicago. Los terapeutas son especialistas en lo que se conoce como terapia informada para traumas, que ayuda a los niños a sobrellevar situaciones difíciles y frecuentemente dolorosas, para prevenir que las experiencias negativas tengan un impacto dañino a su salud y conducta en el futuro.

Aunque siempre hemos sabido instintivamente que experiencias traumáticas en la edad temprana pueden tener efectos negativos, el estudio de Experiencias Adversas en la Infancia (ACE, por sus siglas en inglés), llevado a cabo junto con el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades y Kaiser Permanente, ha proporcionado pruebas, basadas en investigaciones, que enseñan que el trauma experimentado durante la infancia puede impactar el bienestar físico y emocional hasta la edad adulta. El estudio comenzó con el seguimiento de 17,000 personas en 1997 y sigue vigente, con más de 50 artículos científicos publicados hasta la fecha.

El estudio ACE mide la exposición de experiencias traumáticas durante la infancia de los participantes, incluyendo el abuso recurrente físico, emocional y/o sexual; vivir con un padre, u otro miembro de la familia, quien abusa de drogas o alcohol; tener un familiar en prisión; vivir con alguien con depresión crónica, suicida o una enfermedad mental; experimentar la pérdida de un padre, o ser querido, a través de la muerte, el divorcio o la separación; y ser testigo de violencia doméstica o en la comunidad. El estudio muestra que entre más experiencias adversas tengan los participantes durante la infancia, aumenta la probabilidad de tener problemas emocionales y físicos en el futuro, incluyendo el alcoholismo, el abuso de drogas, el fumar, el embarazo durante la adolescencia, bajo rendimiento escolar, conducta violenta, depresión, suicidio, y numerosas condiciones médicas, tal como enfermedades de los pulmones e hígado.

El cerebro joven es especialmente vulnerable al estrés y el miedo. Cuando la exposición prolongada al estrés o el miedo ocurre durante la infancia o la edad temprana, la hormona del estrés cortisol es continuamente liberada, complicando el desarrollo normal del cerebro y dañando los sistemas inmunológicos y nerviosos inmaduros. Si no hay factores protectores introducidos por los padres u otros adultos de confianza, la liberación del cortisol no es interrumpida y puede contribuir a los problemas de salud en el futuro. Adicionalmente, sin intervención, mecanismos de defensa negativos, tal como la agresión o el abuso de sustancias, pueden ser adoptadas para enfrentar los efectos del trauma.

Mientras el estudio ACE confirma nuestros peores temores sobre el trauma durante la infancia, también nos da tremendas esperanzas para el futuro. Ahora sabemos que es esencial intervenir a tiempo con los niños que han tenido múltiples experiencias traumáticas, proporcionando un ambiente seguro y de apoyo donde puedan procesar sus experiencias, y enseñarles mecanismos de defensa saludables para reducir el estrés y aumentar la resistencia. Esto es particularmente importante en las comunidades problemáticas, donde el ciclo de violencia y problemas sociales se repiten. El Departamento de Servicios Terapéuticos para Jóvenes y Familias de Caridades Católicas, está presente en estas comunidades, caminando con los niños en su camino hacia la sanación y ensenándoles a ellos y a sus familiares estrategias nuevas y positivas para enfrentar las experiencias negativas.

La terapia informada para traumas, es un ejemplo inspirador de la misericordia que el Papa Francisco espera que cambie el mundo. Es un rayo de luz para niños cubiertos por la oscuridad, y es una estrategia importante para abordar las causas principales de la violencia, la pobreza y los problemas sociales, que se apoderan de algunas de nuestras más atormentadas comunidades. Nos da esperanzas de que un cambio positivo pueda ocurrir –un niño, una familia a la vez.

Advertising