Alessandro Battaglia, sobreviviente italiano de abuso sexual del clero, habla en una concentración afuera del Castillo Sant' Angelo en Roma el 21 de febrero de 2019. Foto: Paul Haring/CNS
CIUDAD DEL VATICANO (CNS) -- Las víctimas de abuso y grupos que les apoyan, fueron muy claros sobre lo que quieren que los obispos del mundo, superiores religiosos, el papa y el Vaticano hagan para proteger a los niños y acabar con el abuso sexual de parte del clero. De hecho, la cantidad de comentarios, ideas y recomendaciones que provienen de varias ruedas de prensa organizadas por grupos de víctimas y de apoyo, en el marco de la cumbre del Vaticano del 21 al 24 de febrero, han impulsado a Doris Wagner, una exmonja que acusó a un sacerdote de violación, a decir: “Es posible que esta no sea la cumbre de los obispos, sino la cumbre de las víctimas que marcan la diferencia”. “Hay demasiado en juego esta semana”, dijo Anne Barrett Doyle, una investigadora y codirectora del portal BishopAccountability.org, el 19 de febrero durante una conferencia de prensa. “La ley canónica tiene que ser cambiada. No ajustada, no modificada, sino fundamentalmente cambiada de modo que ya no le dé prioridad al sacerdocio de los hombres ordenados por encima de las vidas de los niños y adultos vulnerables, que son abusados sexualmente por ellos”, dijo Doyle. Phil Saviano, miembro de la junta directiva de BishopAccountability.org, dijo que el reporte obligatorio de los abusos a las autoridades civiles o a la policía local es muy importante. No entregar a los abusadores, se percibe no solo como una forma de “protegerlos”, sino sugiere que la iglesia está “todavía tratando este problema como un pecado como si se opusiera a lo que realmente es, es decir, un acto criminal contra los niños”, dijo a los reporteros el 19 de febrero en Roma. Revelar los nombres y los expedientes relacionados a miles de personas acusadas de manera creíble, debe formar parte de “la nueva era de transparencia” de la iglesia, les expresó a los organizadores de la cumbre por medio de un comunicado escrito. Declan Murphy, quien fue abusado por dos religiosos en Dublín en la década de los ‘60, dijo a CNS que frecuentemente “la iglesia se refiere más a ‘los pecados de los abusadores’ y ‘el daño a la iglesia’ que a las vidas de las víctimas. Mientras esta mentalidad central y fundamental no cambie, habrá poco cambio verdadero”. Los católicos a todo nivel de la iglesia deben tomar acción, dijo en un correo electrónico. Explicó que esos pasos deben incluir lo siguiente: - Escuchar a las víctimas y decir la verdad “y verán cómo cambian las cosas”. - Evitar que las victimas pasen “por estresantes y costosas batallas judiciales sin ningún intento de hablar, escuchar y ofrecer alguna ayuda”. - Mejorar los procesos y procedimientos de protección infantil a la vez que se cuida de aquellos que han sido abusados durante décadas. “Debe haber servicios en curso para ayudar a estas personas como un derecho automático”, escribió Murphy. Saviano y Doyle dijeron que es clave que toda la información y acusaciones sobre supuestos abusos, sean marcados y dirigidos a la persona correcta en la iglesia. Funcionarios encargados podrían incluso hacer simples búsquedas cibernéticas o establecer alertas diarias para detectar las palabras “‘obispo’ y ‘abuso’ o ‘iglesia’ y ‘abuso’, esto funciona”, dijo Doyle. Así como la Biblioteca del Vaticano cooperó con IBM para digitalizar sus archivos, dijo, el Vaticano “podría contratar a unos pocos investigadores para construir una base de datos” que permita ubicar a todos los obispos y sacerdotes “que han sido reportados a la iglesia o reportados a la prensa”. En referencia a su organización con sede en Massachusetts -- BishopAccountability.org -- la cual pone a disposición varios cientos de miles de páginas de archivos públicos y documentos en internet, Doyle dijo: “Si unas pocas personas en Boston pueden hacer eso con un presupuesto muy reducido, imagínate lo que el Vaticano podría hacer”.