Estados Unidos

El padre Arturo Pérez-Rodríguez continuará sirviendo a la comunidad después de su retiro

Por Redacción Chicago Católico
viernes, junio 10, 2016

El padre Arturo Pérez-Rodríguez continuará sirviendo a la comunidad después de su retiro

Texto: Redacción Chicago Católico

La noticia de que el padre Arturo Pérez-Rodríguez se retira del sacerdocio el 30 de junio, después de cuarenta y cuatro años de servicio, nos llevó a pensar en los puntos clave de su carrera. Pero al padre Arturo, que en septiembre cumple 70 años, no le gustan los homenajes, y cuando supo que en Católico íbamos a escribir sobre él, nos pidió que no nos enfocáramos en su persona, sino en la gente, los proyectos a los que se ha dedicado.

“No quiero nada de esas cosas que he visto en otras ocasiones” dice refiriéndose a los reconocimientos, “con todas las fotos. En la parroquia tampoco vamos a tener nada de eso. Solamente café y pan dulce después de las misas”.
“No me estoy muriendo” dice riéndose, “no me estoy yendo a otro lugar. Voy a vivir en el barrio. Voy a tratar de seguir ayudando en la cárcel, espero que sea posible visitar a los chavos que conozco allí. Aparte de ayudar aquí (en Asunción) y en las parroquias donde necesitan ayuda. Pero de una manera más informal, porque no voy a tener una responsabilidad administrativa. Entonces tendré más libertad”.

Donde la iglesia tiene que estar

Con su retiro, el padre Arturo, nacido en Chicago de padres mexicanos, dejará también sus funciones como director de Kolbe House, un importante ministerio de acompañamiento a los encarcelados. Este puesto será ocupado por el padre Mark Bartosic, quien asumirá también como párroco de Asunción.

Sentado en una sala de la rectoría, el padre Arturo habla de la satisfacción de acompañar a gente que no está acompañada, los encarcelados, gente de la que nadie se ocupa.

“Yo le doy las gracias al Papa” dice, “porque a donde va siempre está visitando las prisiones y las cárceles. Él está llamando la atención sobre esa parte del ministerio de la iglesia.”

“Debemos concientizar de que esa es la misión de la iglesia” continúa. “En verdad son las familias las que sufren, la mayoría de los encarcelados son hombres. Y si las familias no tienen lo que necesitan para seguir adelante, a veces las mujeres por primera vez tienen que trabajar, o algo, la iglesia puede ayudar, pero muchas veces la gente no quiere decir nada por vergüenza”.

El padre dijo que la parroquia no está para estigmatizar ni juzgar a nadie. “Tratamos de concientizar a las parroquias para ayudarle a su propia gente a abrirse, decirles que son bienvenidos, que estamos aquí para ayudarlos” dijo.

El padre Arturo dice que su ministerio apoya a las familias de los dos lados, visitando a los acusados y a las familias que son víctimas de ellos.

“Siempre tenemos que acordarnos también de las víctimas” dice, “especialmente en estos barrios. En esta parroquia, por ejemplo, ya tenemos familias que han perdido hijos por las balaceras. Esta parroquia, este templo está bien balaceado, en todos sus edificios aquí.”

La parroquia está ubicada en los límites territoriales de dos pandillas. Mientras platicamos, por la ventana pasa el tráfico de la avenida California.

“Hace quince días tuvimos una balacera aquí enfrente” cuenta. “Hay impactos de bala. Esta puerta tiene un impacto de bala”. Volteamos a ver la puerta, mientras el padre nos explica que la bala entró por una ventana que se quedó abierta durante la noche.

“Así es el barrio” agrega, “donde vive la gente. Es donde la iglesia tiene que estar, en medio de todas las cosas que están sucediendo”.

Es la misión de la parroquia
Kolbe House se inaugura en 1983 por el padre Larry Craig (Q.E.P.D.). El padre Arturo nos dice que antes había ya un ministerio para los encarcelados, pero no estaba muy cohesionado. El padre Larry habló con el cardenal Bernardin para hacer una organización que uniera a las diferentes personas dedicadas a esta labor, y así nació Kolbe House.

Decidieron ubicar este ministerio en la parroquia de la Asunción (2434 S. California Ave.) por su cercanía con la cárcel del condado de Cook. “Es el único ministerio para encarcelados en Estados Unidos, hasta donde sabemos, que está enraizado en la parroquia, porque es misión de la parroquia” dice el padre Arturo. “De esa manera Kolbe House podía seguir sirviendo a los encarcelados y a las familias de los encarcelados, a los ex presidiarios para que tuvieran un lugar, su propia iglesia, su casa digamos.”
Hace ya diez años que el padre Arturo fue nombrado director de Kolbe y párroco de Asunción, tras la muerte sorpresiva del padre Larry.

El padre Arturo se involucró sin haberlo planeado. Él dice que nunca pensó que se dedicaría a este ministerio.
“Fue por la mamá de un chavo” cuenta, “que cuando estuve en otra parroquia me pidió que fuera a visitar a su hijo. No sabía cómo y llamé a Casa Kolbe. El diácono en aquellos días me ayudó a entrar. Luego me invitó a ver si podía regresar y yo acepté”.

Allí comenzó un compromiso que se volvió una pasión.

Fomentar las vocaciones
Al padre Arturo se debe también la creación, en 1987, de Casa Jesús, el espacio de discernimiento que busca fomentar vocaciones sacerdotales entre los hispanos.

A finales de la década de los ochenta, el padre Arturo veía con preocupación la falta de nuevos sacerdotes hispanos. Había ya varias misas en español y algunos sacerdotes estaban aprendiendo el idioma.
“La comunidad estaba creciendo bastante” dijo el padre Arturo alguna vez, en otra conversación. “El problema es que no había vocaciones.”

La idea de crear Casa Jesús tomó forma rápidamente. Junto a Silvano Filipetto, su pastor asociado en la parroquia de San Casimiro, crearon el plan.

Sin necesidad de mucho papeleo, la propuesta fue aceptada de inmediato.

“Los convencimos de que la cuestión no era tomar el lugar del seminario, sino prepararlos para el seminario”, dijo el padre Arturo.

Con asesores del seminario, Pérez y Filipetto diseñaron un programa de oración y trabajo práctico y adaptaron los materiales a la comunidad hispana.

“La cosa fue invitar jóvenes a convivir con nosotros a ver el sacerdocio, trabajar en la parroquia, si fuera necesario aprender inglés y entonces discernir si querían seguir adelante” comentó el padre Arturo.
Inicialmente, el programa estuvo enfocado en muchachos hispanos de Chicago. Los padres Arturo Pérez y Silvano Filipetto nunca pensaron en buscar candidatos en otros países.

Pero a mediados de los noventa, debido al endurecimiento de las leyes migratorias empezaron a traer jóvenes de varias partes de Latinoamérica.

La palabra clave es mestizaje
Ahora que han pasado décadas y que de Casa Jesús ha salido ya un obispo mexicano (el obispo Alberto Rojas), le preguntamos al padre Arturo sobre el problema de la falta de sacerdotes hispanos.

“Es una crítica hasta cierto punto justa, es un problema que todavía existe” dice. “Pero vamos a ponernos más positivos. Siempre hay necesidad de sacerdotes naturales de aquí. Mas no había digamos un camino que ayudara a darles la bienvenida a ellos y apoyarlos en su camino de discernimiento”.

En una entrevista que le hicimos hace algunos años, el padre Arturo manifestó su preocupación por esta situación: “Hay jóvenes que quieren ser sacerdotes y están indocumentados. ¿Qué podemos hacer para apoyarlos? Legalmente no hay manera.”

La lucha por una reforma a las leyes migratorias ha estado hermanada al problema de las vocaciones entre los hispanos.

Volviendo a la conversación reciente, hablamos de la actitud de la iglesia ante la comunidad hispana, y el padre Arturo es claro:

“La palabra clave es mestizaje” dice. “Es una actitud, una manera de vivir. El mestizaje es una perspectiva del mundo. Creo que el Papa Francisco está tratando de decir que hay otras maneras de hacer las cosas. Y pone más atención en el sentido de ser misioneros. ¿Qué quiere decir? Que tenemos que meternos donde está la gente.”
Dice que lo mismo se aplica al sentido vocacional, “cómo llamar y cómo educar seminaristas” comenta. “Si hay solo una manera de educar y formar, entonces todos (los sacerdotes) salen más o menos iguales. Para mí el mestizaje es una manera teológica en la cual uno trata de vivir y hacer la vida pastoral. No hay una sola manera. Para mí tiene que haber un sentido creativo.”

“Los estudios litúrgicos que he tenido, también son una manera de tener liturgia mestiza” agrega. “Que no solamente sea bilingüe o trilingüe, sino que más bien se vea en la manera de ser incluyente, no excluyente. Especialmente con la gente que está en las periferias.”
Estamos allá para ayudar a esa gente, para que ellos mismos sean los líderes. Entonces el pueblo es su propio líder.

Con estas palabras nos despedimos del padre Arturo y lo felicitamos por sus décadas de lucha, que él piensa continuar, aún en su retiro.