Padre Claudio Díaz Jr.

“Hagan lo que Él les diga”

lunes, enero 10, 2022

Una boda es una experiencia humana. Es un evento que convoca a la comunidad a ser testigos del amor y el compromiso que éste representa. En el caso del sacramento, es el lugar perfecto para encontrar las gracias divinas necesarias para nuestra humana perseverancia. En una boda revelamos nuestras fortalezas y debilidades. Demostramos nuestra humanidad.

Hace varios años un amigo mío sacerdote estaba llevando a cabo la entrevista final para una pareja que se iba a casar en su parroquia. Mi amigo les hizo esta pregunta. “¿Cómo se están preparando para su boda?” La novia y el novio repentinamente comenzaron una avalancha de detalles abrumadores sobre la recepción, el pastel, las flores y toda la actividad que había ocasionado la boda. Mi amigo repitió la pregunta. “¿Cómo se están preparando para la boda?” En esta ocasión le hablaron de la música de la fiesta, de los familiares que venían de fuera, del dinero invertido y finalmente algunos detalles no solicitados de la luna de miel. Mi amigo les expresó que no habían entendido la pregunta y que se refería a su preparación personal y espiritual ante este gran compromiso de vida. Hablaron muy poco.

Preocupaciones y preocupaciones... Algo similar pasó en la boda de Caná. Se acabó el vino. Tanto para el contexto semítico como para la actualidad, el que falte comida y bebida en una boda es impensable y motivo de vergüenza. A la luz de esta situación y después de un diálogo revelador, María intercediendo por los novios da las siguientes indicaciones: “Hagan lo que él les diga.”

El mensaje del Evangelio es claro. Es necesario saber y ejecutar la voluntad de Dios. Es hacer lo que él nos dice. Pero para que esto ocurra tenemos que escuchar con los oídos y el corazón. Hay que permitir que lo ordinario sea testigo de lo extraordinario. Es el permitir a Dios ser Dios en tu vida. Es el permitir que él cambie, purifique y transforme lo que se tenga que transformar en nuestra persona para que la voluntad de nuestro Señor se lleve a cabo y venga su Reino a nosotros. Inclusive en algo tan humano como una boda, permitamos que Dios supla lo que se necesite. Así, él proveerá según la necesidad y su sabiduría. Abrámonos a las maravillas del Señor y en este año que ha comenzado “Hagan lo que él les diga.”

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