Cuando comencé a trabajar en Caridades Católicas el noviembre pasado, me emocionó unirme a una organización con raíces en la tradición de la fe. En los últimos meses, el personal dedicado que he conocido y los excelentes servicios que he presenciado no han hecho más que aumentar mi entusiasmo por trabajar para una organización tan dinámica y orientada a su misión. Uno de mis deberes en Caridades Católicas es supervisar nuestra campaña anual del Día de las Madres, que proporciona fondos fundamentales para nuestros servicios más necesarios. Esa función ha resultado ser una bendición personal para mí porque he aprendido sobre las numerosas e impresionantes maneras en que Caridades Católicas presta servicios a las madres que enfrentan desafíos en todas las etapas del ciclo de vida. También he desarrollado un aprecio aún mayor por lo que soportan algunas madres, incluida mi propia madre. Cuando me imagino a mi madre, pienso en su fe inquebrantable, su resistencia y su fuerza silenciosa. Ha resistido una tormenta de adversidades en su vida, pero siempre ha estado ahí para mí. Creo que muchos de nosotros estamos acostumbrados a ver a las madres como pilares de fuerza, inquebrantables y formidables. Nos sostienen en nuestros primeros pasos, curan nuestras heridas, nutren nuestros cuerpos y espíritus, nos lanzan a nuestras carreras, nos apoyan cuando formamos nuestras propias familias... Las madres están ahí para nosotros en cada estación de nuestras vidas... pero ¿quién está ahí para ellas? Especialmente en estos tiempos difíciles, muchas madres han puesto a prueba su capacidad de resistencia de más formas que nunca. Superar la cumbre de la pandemia ya fue un reto, y ahora deben enfrentarse a las repercusiones económicas y de salud de la pandemia, la mayoría de las cuales están afectando de forma desproporcionada a las madres de color, a las madres solteras y a las que viven con bajos ingresos. Muchas madres que estaban luchando antes de la pandemia se enfrentan ahora a retos aún mayores. Caridades Católicas tiene el honor de estar al lado de las madres que lo necesitan. Casi el 60 por ciento de las personas que buscan ayuda en Caridades Católicas son mujeres, la mayoría de ellas madres y abuelas. Ya sea que ayudemos a una madre que pierde inesperadamente su trabajo, que se enfrenta a la muerte de su cónyuge, que escapa de una pareja abusiva, que lucha por proporcionar alimentos y una vivienda segura para sus hijos, o que soporta una crisis de salud, Caridades Católicas está allí. Desde ayudar a las madres embarazadas a dar a luz y cuidar de sus bebés sanos hasta apoyar a las madres y abuelas de tercera edad, Caridades Católicas ofrece una amplia gama de servicios a lo largo del ciclo de la vida. En el poco tiempo que llevo trabajando en Caridades Católicas, me he sentido totalmente inspirado por la calidad de nuestros servicios y la atención personalizada que se ofrece. Llena de nuestra tradición de fe, Caridades Católicas muestra a cada persona que pasa por nuestras puertas -incluyendo, y especialmente, a las madres- la misericordia y el apoyo que ellas y sus familias necesitan para vivir con la dignidad que Dios quiso para ellas. Nuestro enfoque profesional, integral y personalizado para trabajar con las personas y las comunidades hace que Caridades Católicas esté excepcionalmente equipada para ayudar a las madres durante todas las estaciones de la vida. Al honrar y celebrar a las madres y la maternidad, espero que considere hacer una contribución a la colecta del Día de las Madres de Caridades Católicas. Su donativo puede proporcionar fuerza y consuelo a las madres más necesitadas. Las contribuciones pueden hacerse durante la segunda colecta en las parroquias el Día de las Madres, en cualquier momento en www.catholiccharities.net/donate, o enviando su regalo por correo a Caridades Católicas, 75 Remittance Dr., Dept. 1623, Chicago, IL 60675-1623. Las madres nos apoyan en todas las estaciones de nuestra vida. Apoyémoslas a ellas en cada estación de la suya.