Cardenal Blase J. Cupich

Quejarse de que el mundo es malo no es cristiano

martes, agosto 9, 2022

Durante su viaje a Canadá el mes pasado, el papa Francisco advirtió contra el hecho de tener una mirada negativa de la vida.  Esta “nace con frecuencia de una fe que, sintiéndose atacada, se concibe como una especie de ‘armadura’ para defenderse del mundo”. Advirtió que quejarse con amargura, con un “espíritu de cruzada” de que “el mundo es malo, reina el pecado”, es peligroso, añadiendo que “no es cristiano; Dios… tiene una mirada buena sobre el mundo”.

Como lo señalé en una columna anterior, Lucas el Evangelista nos estará enseñando durante estas semanas hasta el final del año litúrgico a estar atentos para que reconozcamos las muchas maneras en que el reino de Dios está llegando en medio de nosotros. La convicción subyacente de Lucas es que el bien ha vencido, porque Cristo ha derrotado al mal de una vez por todas.

Eso puede ser difícil de creer para nosotros, dados todos los males infligidos en el mundo por los desastres naturales, la humanidad pecadora y la fragilidad de nuestra naturaleza mortal. La embestida del mal parece no tener fin con enfermedades, tragedia y corrupción. Es fácil comprender cómo uno puede volverse negativo acerca de la vida.

Pero como lo observa el Papa, tal negatividad fácilmente resulta en una visión distorsionada de la vida, al punto que no ya reconocemos nuestras bendiciones, y comenzamos a permitir que el cinismo nos robe de nuestra alegría y buen humor.

Consideren la historia de un hombre que decidió en un hermoso día de primavera salir del trabajo temprano y dar un paseo en su nuevo carro descapotable. Estaba disfrutando tanto del día que comenzó a virar bruscamente mientras manejaba en la carretera de dos carriles.

De pronto, un carro vino alrededor de la curva en sentido contrario. La conductora bajó su ventanilla y gritó “¡cerdo!”. El hombre estaba tan molesto que se volteó y le gritó “marrana”. Pero cuando volteó de nuevo a la carretera y tomó la curva, se estrelló contra una manada de cerdos. La mujer estaba tratando de advertirle del peligro, pero su actitud defensiva lo cegó a la ayuda que ella estaba tratando de ofrecerle.

Hace algunos años, un amigo contó cómo estaba en la fila para registrar sus maletas en el aeropuerto cuando escuchó al pasajero adelante de él regañar a la agente en el mostrador. El furioso viajero estaba molesto porque su vuelo había sido cancelado y tenía que ser reservado en otro itinerario que involucraba transferencias.

Cuando se fue, mi amigo se disculpó en su nombre, diciéndole a la agente cuánto lamentaba que ella tuviera que soportar un comportamiento tan grosero. “Oh, está bien”, respondió ella. “Él va para Dallas, pero sus maletas van a Duluth”.  Luego le guiñó un ojo para hacerle saber que solo estaba bromeando, pero eso reveló que en un momento difícil mantuvo la calma y su buen humor.

Sí, el mundo puede cruel y hostil, al punto de que nos convenzamos de que el mal está ganando sobre el bien. Pero es por eso que necesitamos escuchar una y otra vez en estas semanas que el reino de Dios siempre está irrumpiendo en nuestras vidas y nuestro mundo.

Cristo siempre está haciendo algo nuevo, como nos dice con frecuencia el papa Francisco. Por eso debemos estar atentos a las bendiciones que nos llegan de formas que nunca esperábamos. Cuanto más agradecidos estemos y creamos que el reino de Dios siempre está irrumpiendo en nuestro mundo para vencer y superar el mal, menos probable será que nos volvamos cínicos, y en cambio, mantengamos nuestro buen humor, y vivamos la alegría del Evangelio.

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