Área de Chicago

Instituto Pastoral Migratoria congregó a equipos pastorales de todo el país

Por Redacción Católico
martes, julio 30, 2019

Delegados del Instituto Pastoral Migratoria en el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas en Broadview, Il., el 12 de julio, donde las personas son deportadas a México. Foto: Karen Callaway/Católico

“La angustia por la situación migratoria limita el trabajo pastoral” expresaron a Católico asistentes al Instituto Pastoral Migratoria que tuvo lugar del 10 al 14 de julio en las instalaciones de Catholic Theological Union, en Hyde Park.

El Instituto Pastoral Migratoria fue una magnífica oportunidad para sondear la situación de la comunidad hispana en todo el país. Fueron cinco días intensos de formación, entrenamiento e intercambio, en que se dieron cita líderes pastorales venidos de trece diócesis del país.

“Hoy en día hay muchos con miedo, confusos, desesperados, buscando dónde ir y qué hacer” dijo el padre Eric Cruz, director regional de Caridades Católicas para el Bronx. El padre Cruz, quien es también consultante para la Oficina de Ministerio Hispano de la Arquidiócesis de Nueva York, fue uno de los asistentes al Instituto. El padre agregó que en su diócesis, incluso en los programas de escuela de verano, los niños asisten con miedo y él a menudo recibe llamadas en su oficina de Caridades Católicas de los maestros que le preguntan qué pueden hacer.

“Quizás yo u otra persona pueda ir a hablar personalmente con ellos” dijo Cruz “para acompañarlos, educarlos, empoderarlos, ofrecer consuelo, decirles ‘ustedes no están solos, confíen en nosotros porque nosotros confiamos en ustedes, estamos aquí para ayudarles a entender sus derechos, qué pueden hacer y no hacer en estas circunstancias”.

Defensa y acompañamiento

El Instituto es una actividad organizada por Pastoral Migratoria, un ministerio de inmigrante a inmigrante en la Arquidiócesis de Chicago que ofrece defensa y acompañamiento. Aunque tuvo como base de trabajo las instalaciones de Catholic Theological Union, en Hyde Park, los asistentes tuvieron experiencias de inmersión en las que visitaron el centro de detención en Broadview, un círculo de paz en Nuestra Señora de Guadalupe en Sur Chicago y actividades con el consulado de México en Chicago.

Las tres áreas de trabajo de Pastoral Migratoria en Chicago son servicio, justicia y acompañamiento, y su modelo tiene ya reconocimiento a nivel nacional. Con frecuencia sus miembros reciben invitaciones a ofrecer capacitación en otras diócesis del país.

La idea del Instituto es llevar las actividades de este ministerio a otras partes, con el fin de crear una red nacional de apoyo e intercambio.

Incertidumbre en áreas rurales

No solo en los grandes centros urbanos se vive la incertidumbre de las redadas y la retórica antiinmigrante. El diácono Félix Mejía, por ejemplo, vino desde la diócesis de St. Petersburg, Florida. “Allí tenemos una gran comunidad de inmigrantes, que trabajan en el área de agricultura” dijo.

El diácono Mejía pertenece a la parroquia de San Clemente en Plant City, donde la población de trabajadores agrícolas es inestable.

“Para nosotros, el desafío es que ellos están allí tres o cuatro meses y se van” dijo el diácono. “Luego regresan siete, ocho meses después. En el poco tiempo que están allí, llegan a nuestra parroquia. Entonces tenemos nosotros que atender sus necesidades físicas (ropa, muebles, comida y vivienda) pero el desafío más grande es en la vida sacramental. Encontramos familias enteras que necesitan varios sacramentos y solo están con nosotros tres o cuatro meses”.

Mejía expresó que los representantes de su diócesis vinieron al Instituto para aprender lo que está haciendo la Pastoral Migratoria, “para ver si podemos implementar alguna de las estrategias que ellos aportan para ayudarnos a enfrentar esos desafíos” dijo.

Similar situación vive Mayuli Bales, directora de la oficina de Asuntos Multiculturales de la diócesis de St. Cloud, Minnesota. “Estamos en áreas rurales, la diversidad allí es limitada” dijo Bales.

“Vivimos un ambiente de miedo” agregó, “porque las condiciones para los inmigrantes no son de seguridad”. Bales dijo que tienen un apoyo muy fuerte con otras agencias en caso de redadas.

“Estamos continuamente al pendiente” expresó, “nos preguntamos ‘¿vendrá inmigración?’ ‘¿Habrá redadas en los centros de trabajo?’ Es angustioso para jóvenes, niños, padres de familia. Y limita el trabajo pastoral”.

Bales afirmó que esto afecta la asistencia de los feligreses. “Uno de nuestros sueños es tener un autobús por parroquia que pueda recoger a las familias para que puedan asistir a misa” dijo. “Vivimos en áreas rurales donde no hay un sistema de transporte público, no se puede llamar a un taxi o a un autobús, entonces es imposible que lleguen”.

“Nuestra diócesis en este momento tiene un apoyo muy grande de nuestro obispo Donald Kettler” dijo Bales, quien agregó que en el pasado el problema para la asistencia a misa eran los horarios de trabajo. “Se trabajaban tres turnos, trabajadores agrícolas ordeñando vacas, etc. y no les daban descanso” dijo. “Pero hoy en día el problema es todavía más grave, porque viven con miedo a ser detenidos. Tenemos redes de información y contacto dentro de la diócesis, contamos con el apoyo de nuestro obispo, tenemos una infraestructura incluso con pastores de otras denominaciones religiosas, hay un apoyo, pero es hasta cierto punto limitado”.

Servicios en español

Otras diócesis del país, como Richmond, Virginia han visto un incremento enorme en la población hispana y se encuentran con que muchos voluntarios no hablan español y no pueden comunicarse con estos inmigrantes.

“Estas personas que no saben ni palabra de español salen a hacer trabajo voluntario” expresó Alfredo Serrano, quien trabaja en esa diócesis, “llevar unos guantes, una bufanda, ese tipo de cosas. A veces no se puede ni comunicar con ellos.”

“Ahora estamos viendo el renacer de muchos católicos hispanos” dijo Serrano, “que están empezando a ver a la iglesia no tanto en términos de la devoción o de la doctrina, sino como un lugar de acción”.

Esta es una de las diócesis que experimenta un envejecimiento de los feligreses anglosajones y un incremento de jóvenes hispanos.

“Allí donde estoy laborando es bonito ver el sentido de preocupación por la gente hispana, ver de qué forma podemos ayudarlos.” dijo la hermana María del Carmen Galicia, misionera comboniana que trabaja también en la diócesis de Richmond. Agregó que muchos quisieran involucrarse, pero también tienen que trabajar. Pero hay muchos que tienen las facilidades.

“Ellos quieren participar e involucrarse en las necesidades de la gente que está llegando” dijo la hermana. “Hay muchas personas enfermas, o que necesitan ir a cortes, o transporte, pero también necesitan su trabajo y las horas, los recursos económicos”.

En general, la experiencia del Instituto Pastoral Migratoria fue positiva.

“Es una bendición, porque es la iglesia universal, una iglesia peregrina” dijo el padre Eric Cruz. “A veces vivimos en nuestras islas diocesanas o estatales y es bueno ver, conocer otras personas, sus realidades, escuchar lo que están experimentando. En el escuchar se aprende. Los que tienen recursos quizás pueden aconsejar a otros. Hay diferentes retos que quizás les podemos ayudar a resolver, para que ellos no se sientan solos. Somos una iglesia todos juntos en misión y visión.”

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