Este otoño, el Santo Padre emitió otra dura advertencia sobre la grave amenaza del cambio climático en su carta “Laudate Deum”. A partir de su encíclica de 2015 “Laudato Si’”, el papa Francisco ha asumido un liderazgo en el escenario mundial para abordar este tema esencial. Él ha instado a la comunidad mundial a abordar el cambio climático como un asunto moral, llamando a los funcionarios electos a que tomen medidas audaces para reducir los emisiones de gases de efecto invernadero e invertir en energía renovable. Las mujeres y hombres individuales también son instados a hacer cambios significativos en sus propias vidas para reducir su huella de carbono. En “Laudate Deum”, la advertencia del Santo Padre adquirió una nueva urgencia ya que afirma que el mundo se está “desmoronando” debido al cambio climático y puede estar “acercándose a un punto de quiebre”. Solo consideren esto: Si la temperatura global aumenta más de 2 grados “se derretirían totalmente las capas de hielo de Groenlandia y de buena parte de la Antártida, con enormes y gravísimas consecuencias para todos”, advierte el papa. Los resultados serán catastróficos para toda la vida en este planeta, que es nuestra casa común. Desaparecerán islas. Ciudades costeras serán tragadas por las inundaciones. Las personas que huyen de estas calamidades aumentarán el sufrimiento humano, y por lo tanto la migración, de maneras que nunca antes hemos visto. Aunque algunos niegan que el cambio climático esté ocurriendo y que sea una amenaza grave para nuestro futuro, los hechos son claros. El cambio climático es causado por el comportamiento humano. La quema de combustibles fósiles, como carbón, petróleo y gas natural, para la electricidad, el transporte y la calefacción, libera gases de efecto invernadero a la atmósfera. A su vez, estas emisiones (dióxido de carbono, metano, óxido nitroso) atrapan calor en la atmósfera y calientan el planeta. Los efectos del cambio climático están a nuestro alrededor, con el aumento del nivel del mar, olas de calor, sequías, incendios forestales, inundaciones y tormentas, el derretimiento de glaciales y capas de hielo, dañando catastróficamente la vida vegetal y animal, y aumentando la acidificación de los océanos. El Santo Padre está llamando al mundo a realizar una transformación radical de nuestra forma de vida: “Necesitamos cambiar nuestros estilos de vida de manera radical y rápida”. Esto significa hacer la transición a energía limpia y renovable, reducir nuestro consumo y adoptar una forma de vida más sostenible. Cada uno de nosotros puede comenzar al asumir responsabilidad personal y reducir nuestra contribución al cambio climático; cosas simples como conducir menos, evitar artículos desechables innecesarios y al usar menos energía en nuestros hogares y lugares de trabajo. Con demasiada frecuencia el tamaño de un problema puede hacer que nos sintamos impotentes para resolverlo. Pero la esperanza permanece, y todavía podemos elegir proteger el don de la creación. Después de todo “la humanidad aún posee la capacidad de colaborar para construir nuestra casa común”, como dice el Santo Padre, y “¡es tanto lo que sí se puede hacer!