Cardenal Blase J. Cupich

Papa Francisco: “moralmente, todos deben vacunarse”

martes, mayo 11, 2021

Aunque la creciente disponibilidad de vacunas efectivas contra COVID-19 es una señal de esperanza, la pandemia todavía está lejos de acabarse. El número de casos está creciendo a nivel global, con India experimentando más de 400,000 en solo un día. A medida que el virus muta, la pandemia continuará causando estragos con un número creciente de muertos, ruina financiera, aislamiento social y gran sufrimiento para los más vulnerables.

La Iglesia está llamada a acompañar a la humanidad, como lo señaló el papa Francisco en su audiencia semanal del 30 de septiembre de 2020. Debemos traer “sanación y… salvación en medio de las enfermedades y la muerte… ternura en medio del odio… ‘viralizar’ el amor y globalizar la esperanza a la luz de la fe”.

También debemos traer la verdad y, como instó en Fratelli tutti, mirar este momento como una nueva oportunidad de que “descubramos definitivamente que nos necesitamos y nos debemos los unos a los otros, para que la humanidad renazca con todos los rostros, todas las manos y todas las voces”.

Nada menos que el futuro de la humanidad está en juego, razón por la cual el Santo Padre insistió en enero que “moralmente todos deben vacunarse. Es la elección moral porque se trata de su vida, pero también de las vidas de los demás”.

Debido a que algunos dentro de la sociedad —e incluso dentro de la iglesia— han difundido peligrosa desinformación acerca de las vacunas, el Vaticano ha publicado un documento que aclara la seguridad, efectividad y aceptación moral de las vacunas (vea humandevelopment.va). A continuación, algunos de los puntos más destacados del documento:

  • Las vacunas son una manera sencilla, segura y efectiva de proteger a las personas contra enfermedades dañinas usando las defensas naturales del cuerpo para crear resistencia a peligrosas infecciones. Las vacunas se prueban y monitorean minuciosamente para garantizar que son seguras.

  • Las vacunas se pueden usar con la conciencia clara “ de que recurrir a dichas vacunas no significa una especie de cooperación con el aborto voluntario”. De hecho, la responsabilidad moral es vacunarse para evitar riegos graves a la salud para los niños y la población en general.

  • Escuchar la voz autorizada de la Iglesia sobre cuestiones morales.  Contrario a las declaraciones hechas por algunos en la Iglesia hoy, la Congregación para la Doctrina de la Fe, cuya tarea es promover y proteger la doctrina en asuntos de fe y morales, ha dejado claro que frente a la pandemia de COVID-19, todas las vacunas reconocidas como clínicamente seguras y efectivas, pueden usarse.

  • Necesitamos confiar en la ciencia, no en rumores y teorías conspirativas: “Al igual que el virus, la desinformación puede propagarse rápidamente. Además, es perjudicial y complica los esfuerzos de respuesta a la pandemia del COVID-19. Es importante seguir los consejos de fuentes confiables, entre ellas las autoridades locales de salud pública y los sitios web de organizaciones regionales e internacionales pertinentes”.

  • Todos tenemos una responsabilidad de no compartir información no verificada que provenga de fuentes dudosas. Como nos recuerda el Santo Padre, “la agresividad social encuentra en los dispositivos móviles y ordenadores un espacio de ampliación sin igual”, que “ha permitido que las ideologías pierdan todo pudor”, impidiendo “la reflexión serena que podría llevarnos a una sabiduría común” y nos previene de penetrar “en el corazón de la vida, no se reconoce lo que es esencial para darle un sentido a la existencia” (Fratelli tutti, 44-45; 50). Sin embargo, podemos “buscar juntos la verdad en el diálogo”, a través de “un camino de fraternidad, local y universal…por espíritus libres y dispuestos a encuentros reales” (50).

Este virus ha dejado a la familia humana vulnerable y herida. Este sufrimiento compartido nos enseña que debemos trabajar juntos para llevar esta pandemia a un final. Eso significa vacunarse tan pronto como sea posible; no solo para protegernos a nosotros mismos, sino también para que no transmitamos este virus a aquellos que tienen más probabilidades de morir de él. También significa hacer lo que podamos para ayudar a otros a vacunarse. Y si usted ya recibió la vacuna, considere ayudar a vecinos que están teniendo dificultad para navegar el proceso para hacer las citas, o que puedan necesitar transporte.  

Este momento ofrece una nueva oportunidad para que “descubramos definitivamente que nos necesitamos y nos debemos los unos a los otros, para que la humanidad renazca con todos los rostros, todas las manos y todas las voces”, como dijo el papa Francisco. En otras palabras, somos los guardianes de nuestros hermanos y hermanas. Vacunarse es una manera esencial de demostrarlo.

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