Desde que hombres, mujeres y niños que solicitan asilo en los Estados Unidos comenzaron a llegar a Chicago después de cruzar la frontera sur, las parroquias a lo largo de la arquidiócesis han trabajado para acompañarlos en esta nueva travesía. Hablamos con cuatro parroquias que están trabajando con familias para proporcionarles vivienda estable y asistencia. Parroquia Madre de las Américas, 3047 W. Cermak Road En noviembre pasado, cuando las tensiones se intensificaban en la frontera sur y muchas familias estaban llegando a Chicago, una familia llegó a las puertas de la parroquia Madre de las Américas en La Villita. Era el día libre del seminarista Cristian García y una voluntaria lo estaba llamando seguido. “Me gusta ignorar mi teléfono en mi día libre, pero ella seguía llamando”, dijo García. “Supuse que era algo muy, muy importante, y ella dijo ‘Sí, esta familia no tiene ningún lugar a donde ir. Yo no los puedo llevar. ¿Podrías por favor llevarlos a un albergue?’” El tiempo ya comenzaba a ponerse frío. “Estaba comenzando a nevar. Simplemente aparecieron de la nada y dijeron: ‘No tenemos nada’”, dijo García. La familia incluía madre, padre y una niña pequeña. Para García, la niña pequeña parecía traumatizada y no confiaba en nadie. Los miembros de la familia estaban llorando, agradecidos de haber llegado a Chicago, que era a donde se dirigían. También estaban agradecidos de que Dios les había proveído, una vez más, mencionó García. “Cuando empezaban a hablar de su hija, que tenía tres años, pasando días sin comer, se llenaban de lágrimas”, dijo. Antes de llevarlos a un albergue, García les compró una cena con carne de un restaurante mexicano. “Ese fue el comienzo de una hermosa relación”, dijo García. “Eso realmente me motivó a querer hacer algo porque parecía que estas personas no paraban [de venir] y que solo estábamos poniendo una curita en este problema y realmente no hacíamos nada para solucionarlo”. Él proviene de una familia de México de estatus mixto por lo que es sensible al tema de las personas sin documentos que llegan y viven en Estados Unidos. También, en noviembre pasado fue en un viaje misionero a la frontera con la Universidad de Santa María del Lago por medio de su clase sobre la inmigración y la doctrina social católica. García se mantuvo en contacto con la familia y decidió que quería hacer más. Se comunicó con un amigo en Caridades Católicas que alentó sus esfuerzos, y la parroquia, donde está haciendo sus prácticas, recibió una subvención de $20,000 de la agencia. La parroquia decidió que ayudaría a 10 familias a encontrar vivienda y proveerles dos meses de alquiler y pagar los servicios públicos. “Porque lo que realmente sentí que se necesitaba era simplemente sacarlos de los albergues”, dijo García. “Si hay algo que yo sé de los migrantes, es que hay mucho miedo asociado a lo que está permitido y lo que es ilegal y las consecuencias de vivir en las sombras”. La parroquia ha ayudado a nueve familias hasta ahora, varias de las familias se han mudado a apartamentos que son propiedad de personas que García conoce, que estuvieron dispuestas a asumir el riesgo. Una vez que la décima familia sea ayudada, la parroquia se dedicará a proveer tarjetas de regalo a las familias. García regresa a clases este mes por lo que ya no podrá trabajar en el esfuerzo a tiempo completo. A él le gustaría ver más parroquias ayudando a los solicitantes de asilo. “Si una parroquia puede ayudar a 10 familias y sacarlas de los albergues y llevarlas a una vivienda estable…”, dijo. “Hicimos algo para proveer una respuesta católica a esta crisis”, señaló. Parroquia Old St. Patrick’s, 700 W. Adams St. En mayo, una alumna del tercer grado de la escuela Frances Xavier Warde vio a una familia (una madre, un padre y un niño de dos años) sentada bajo la lluvia en el parque al otro lado de la calle del campus de la escuela en la parroquia Old St. Patrick’s. La niña pidió a su padre que viera si estaban bien. Su padre supo que era una familia venezolana recién llegada que no tenía un lugar donde quedarse, así que la familia de la escuela les proporcionó albergue inmediato en un hotel y luego los conectó con la parroquia Old St. Pat’s “Bien por esta alumna de tercer grado, cuyos padres claramente le enseñaron lo que es la responsabilidad”, dijo Maureen Hellwig, miembro desde hace mucho tiempo del comité del Ministerio de Inmigración y Refugiados de Old St. Pat’s. “Y ellos no son miembros de Old St. Pat’s. Ellos son miembros de una iglesia bautista. Su iglesia también está ayudando a esa familia”. La parroquia pudo encontrar a más personas dispuestas a ayudar. “Buenos amigos de Old St. Pat’s que viven en Wilmette acogieron a esta familia en su hogar”, dijo Hellwig. Eventualmente, la familia inmigrante encontró un apartamento por su cuenta en Pilsen, donde muchas personas hablan español. Voluntarios arreglaron el apartamento con muebles y artículos del hogar, y Hellwig señaló que la parroquia cubrirá los primeros seis meses de alquiler. Old St. Pat’s pudo responder rápidamente porque durante cuatro años la parroquia ha estado ayudando a refugiados a reasentarse en Chicago por medio de Caridades Católicas. El ministerio parroquial comenzó con familias de refugiados de Siria y Myanmar, luego acogió a solicitantes de asilo de Colombia, Honduras y Venezuela. Debido al apoyo generoso de los feligreses, Old St. Pat’s no ha tenido que hacer la solicitud para el Programa Parroquial de Patrocinio de Familias (Parish Family Sponsorship Program), que proporcionó subvenciones de $10,000 a parroquias arquidiocesanas para acompañar a las familias durante seis meses, dijo Hellwig. “Old St. Pat’s realmente es una comunidad de fe regional. No somos tu típica parroquia de vecindario”, mencionó Hellwig. “No la llamaría una comunidad rica, pero ciertamente tenemos algunas personas ricas entre nosotros y muchas personas de ingresos medios realmente generosas que donan a esta causa”. Cuando la parroquia acompaña a una familia, un voluntario que es el enlace familiar se mantiene en comunicación con ellos regularmente. “La idea no es arreglar un apartamento y decir ‘buena suerte’”, dijo Hellwig. “Nos quedamos con ellos y el enlace familiar llega a conocerlos un poco mejor y trae informes sobre cómo están y lo que podrían necesitar”. Desde que reasentó a la primera familia venezolana, Old St. Pat’s está ayudando a otra que fue referida a la parroquia por Caridades Católicas. Parroquia St. Catherine of Siena-St. Lucy y St. Giles y parroquia Ascension-St. Edmund y St. Leonard, Oak Park Dos parroquias de Oak Park han trabajado juntas para asistir a una familia, encontrando un apartamento en Oak Park que es propiedad de un feligrés. Las parroquias también han ayudado a un grupo de hombres jóvenes que estaban viviendo en un albergue en el antiguo convento en el campus de la iglesia St. Catherine of Siena en Oak Park, encontrando apartamentos para ellos y sus familias. “Ahora hemos sido aprobados por Caridades Católicas para algunos fondos de ellos para acoger a otra familia”, dijo Margie Rednik, una feligresa que es voluntaria para ayudar a las familias. Hay aun otra familia con la que se han conectado para ayudar también. Los voluntarios regularmente han estado llevando comida a los migrantes viviendo en la estación de policía del Distrito 15 del Departamento de Policía de Chicago y han estado trabajando con el Equipo de Respuesta de la Estación de Policía. Los martes y jueves por la mañana, cuando el albergue en el convento está cerrado, traen a los migrantes allí para que puedan ducharse y desayunar. También ofrecen ropa limpia, incluyendo ropa interior y calcetines nuevos, y tienen juegos para los niños. El padre Carl Morello, párroco de ambas parroquias, ha visitado a las familias durante la hora de la ducha y dice que “me llena el corazón de alegría” ver lo felices que están por algo tan simple como una ducha. “Pensé para mis adentros, esto es dos veces a la semana”, dijo Morello. “Nos duchamos todos los días y ellos lo obtienen dos veces por semana y están tan agradecidos y están tan felices. Nos alegra poder usar ese edificio, que ahora mismo no se usa, para un ministerio tan bueno”. “También tenemos la suerte de tener administradores de caso que vienen y hacen la examinación inicial”, dijo Rednik. “Todo esto es maravilloso y nos encanta hacerlo. Estos pequeños niños son hermosos”, añadió. “Pero realmente necesitamos un programa más ambicioso y sostenible. La vivienda es un problema tan grande”. Las parroquias se conectan regularmente con otras organizaciones locales para ayudar a los solicitantes de asilo que llegan a su área, mencionó Rednik. “Esto se ha convertido en una red enorme de personas de diferentes religiones y denominaciones todas dispuestas a ayudar”, dijo Morello. “Es un ejemplo tan hermoso de la comunidad que trabaja unida”. Parroquia St. Martin de Porres y parroquia St. Josaphat En el caso de la parroquia St. Martin de Porres, en 3147 W. Douglas Boulevard, adoptar a una familia es un proyecto hecho en colaboración con una de sus parroquias compartidas, St. Josaphat, en 2311 N. Southport Ave. Caridades Católicas refirió a una familia que incluye al esposo y la esposa y a un hijo con necesidades especiales. Las parroquias están planeando la mejor manera de ayudar a la familia y ubicarla en un apartamento, dijo el padre Larry Dowling, párroco de la parroquia St. Martin de Porres. “Solo queremos encontrar la mejor manera de acompañarlos y hacerlos sentir en casa”, dijo Dowling. “Estoy seguro de que acabaremos llevándolos al Chicago Furniture Bank (Banco de Muebles de Chicago) y dejarlos que hagan sus propias compras de muebles para que sea su elección y no la nuestra, simplemente hacer todo lo posible para ayudarlos a amueblar su propio lugar pero hacerlo de una manera que sea útil y respetuosa de lo que están tratando de reconstruir aquí”. St. Josaphat recolectó más de $10,000 durante la Cuaresma para ayudar a patrocinar a una familia y se acercó a St. Martin de Porres para asociarse a ella. “A medida que las familias hagan la transición en seis a nueve meses, la meta es acoger a más familias”, dijo Dowling. Dowling también está liderando un nuevo grupo asesor de clérigos, religiosos y laicos que es un enlace entre Caridades Católicas y las parroquias, individuos o grupos que están patrocinando y acompañando a las familias. El comité ayuda a facilitar el Programa Parroquial de Patrocinio de Familias, que provee subvenciones de $10,000 a las parroquias que quieren acompañar a una familia. Las parroquias se comunican regularmente con el comité para ver cómo pueden ayudar, dijo Dowling, al igual que grupos como la comunidad del diaconado. “De hecho estamos trabajando para organizar una reunión pronto con representantes de cada uno de esos grupos y algunas de las parroquias que ya están haciendo cosas, como en La Villita, ya tienen el modelo establecido, y acogerían a más familias si tuvieran los recursos para hacerlo”, señaló Dowling. Dowling anima a todos a apoyar el esfuerzo de cualquier manera que puedan, ya sea proporcionando recursos o como voluntario. “Estamos enfrentando algunos desafíos pastoralmente”, dijo Dowling. “Yo sé que hay varias personas que quieren ir a los albergues de la ciudad y proveer apoyo espiritual y emocional a las personas, pero en este momento la ciudad no lo permite. Así que estamos tratando de averiguar, en conversaciones con la ciudad, si hay maneras de abrir eso, especialmente porque la mayoría de esas personas en esos albergues son católicas”. Él señaló que con frecuencia las personas comparten cosas con un sacerdote que no comparten con la policía u otras personas en puestos de autoridad. “Cualquier tipo de presencia que podamos tener allí, para que ellos puedan compartir lo que está sucediendo en sus vidas. Obviamente el dolor que han sufrido incluso para llegar aquí y sus continuas luchas para tratar de establecerse”, mencionó. La Iglesia católica local está haciendo mucho para ayudar a los solicitantes de asilo, dijo Dowling. “No es solamente esto [Programa Parroquial de Patrocinio de Familias]. Caridades Católicas, desde el día 1 ha estado en los albergues. Ha sido contratada por la ciudad para hacer la reubicación de personas a residencias. Lo ha hecho con aproximadamente 2,000 de esas familias desde octubre pasado”, señaló, agregando que Caridades Católicas también proporciona administración de casos continua: “Van a hacerlo con otras mil en los próximos tres a cuatro meses”.