La parroquia Nuestra Señora del Rosario comenzó a recibir a migrantes que se hospedan en el cercano Wright Community College para la misa dominical y cena el 18 de junio.

Ese día, unas cuantas docenas de personas se arremolinaron alrededor de la entrada de la universidad, en 4300 N. Narragansett Ave., cuando el obispo auxiliar Kevin Birmingham y el diácono Jaime Ríos llegaron junto con un puñado de feligreses para acompañarlos en la caminata a la iglesia y a la misa.

Las personas en Wright College, migrantes que son principalmente de Venezuela, se mudaron allí a finales de mayo, mientras la ciudad de Chicago trabaja para encontrar vivienda más permanente.

Entre estos inmigrantes hay familias con niños pequeños, y se acercaron a los visitantes con una serie de necesidades: con frecuencia, ayuda médica, incluyendo para una mujer que llevaba su brazo fracturado en un cabestrillo, y dinero para tarjetas de autobús para llegar a los trabajos que ya había encontrado.

Los representantes de la parroquia invitaron a todos los que se hospedan en Wright College a la misa dominical de las 6 p.m. en español en la iglesia St. Pascal, en 3935 N. Melvina Ave., una caminata de seis cuadras de distancia. La cena siguió en el gimnasio de la escuela.

Los feligreses planean continuar invitando a los migrantes en Wright College para la misa y cena cada domingo en la noche por el resto del verano. La ciudad de Chicago ha dicho que los migrantes ya no estarán en la universidad cuando llegue el otoño, con suerte porque se habrán mudado a una vivienda más permanente.

Aproximadamente 75 personas vinieron de Wright a St. Pascal para la misa del 18 de junio, que estuvo marcada por el llanto de bebés y niños pequeños en una iglesia cuyo pasillo central estuvo bordeado por cochecitos de bebé.

El padre Michael O’Connell, párroco de Nuestra Señora del Rosario, dijo que varios feligreses le mencionaron que querían hacer algo por los migrantes, y las familias de la escuela recolectaron ropa y artículos de higiene, pero tenían dificultad para determinar cómo hacer llegar las donaciones a las personas que las necesitaban.

“Entonces pensamos, ‘Somos católicos. Ellos son católicos. Los católicos van a la iglesia el domingo. Invitémoslos a la misa’”, dijo O’Connell. “Estamos muy agradecidos con nuestros hermanos y hermanas por compartir esta Eucaristía con nosotros y compartir esta comida con nosotros”.

Las familias que se alojan en Wright College son parte de alrededor de 10,000 migrantes que han llegado a Chicago, principalmente después de cruzar la frontera hacia Texas, desde agosto pasado. Aunque la ciudad y numerosas agencias de servicio social han trabajado para dar la bienvenida a los migrantes, muchos han terminado durmiendo en los pisos de estaciones de policía mientras esperan un albergue más adecuado.

La mayoría de los migrantes están buscando asilo y se les permite estar en Estados Unidos mientras se procesan sus casos. Los que venían de Venezuela ya hicieron travesías difíciles, a menudo pasando a pie por el Tapón de Darién en Panamá antes de atravesar América Central y México.

“Hemos estado trabajando con otros grupos para ayudar a los migrantes”, dijo el feligrés Joe Angelstari. “Luego descubrimos que teníamos a estas personas justo en nuestro patio trasero”.

La feligresa Lourdes Lara dijo que estaba contenta de que la parroquia pudiera hacer algo.

“Yo vivo en el vecindario y estaba viendo a todas estas familias en Wright College”, dijo. “Estoy tan agradecida de ser miembro de esta parroquia que se está acercando para ayudarlos”.

El obispo Birmingham distribuyó medallas de Nuestra Señora de Guadalupe a la mayoría de los niños y a algunos de los adultos antes de celebrar la misa.

Luego dio la bienvenida a los migrantes, explicando que era el Día del Padre en Estados Unidos y deseando a todos los padres, padrinos y figuras paternas un día bendecido.

También habló sobre el constante llamado del papa Francisco a que los cristianos vayan “a la periferia” para encontrar a Cristo.

“No necesitamos viajar a otros países para hacer esto”, dijo en español. “En nuestro tiempo, Cristo ha traído las periferias a nuestra comunidad, aquí en Chicago en Wright College.”

El obispo Birmingham aseguró a los migrantes que “estamos contentos de que estén aquí con nosotros”, para tomar alimento para el alma en la misa y alimento para el cuerpo en la cena.

“Los necesitamos a todos ustedes”, dijo el obispo Birmingham. “Más de lo que todos ustedes nos necesitan. Necesitamos su cultura, necesitamos su presencia y necesitamos que nos enseñen sus historias. Y lo más importante, necesitamos a Jesucristo en nuestras vidas, para que él guíe todo lo que hacemos. Todos ustedes son un regalo para nosotros y somos bendecidos por su presencia”.

O’Connell, quien concelebró la misa, dio la homilía, hablando sobre San José, el padre adoptivo de Jesús, en el Día del Padre.

Aunque los Evangelios no dicen mucho sobre San José, señaló O’Connell en español, el amor y atención que mostró a María y a Jesús está claro si leen entre líneas. Ese amor ejemplifica el amor incondicional de Dios, el Padre Celestial, que está siempre con todos nosotros, dijo O’Connell.