Área de Chicago

Nuestra obligación dominical

Por Cardenal Blase J. Cupich
miércoles, noviembre 16, 2022

Corona de Adviento. Foto: Lisa A. Johnston/CNS

Esta carta se publicó en los boletines parroquiales el fin de semana del 12 y 13 de noviembre

Estimadas hermanas y hermanos en Cristo:

De muchas maneras, grandes y pequeñas, la pandemia ha trastocado nuestras vidas juntos. Las familias y, de una manera especial los jóvenes, han enfrentado luchas angustiantes. La pandemia hizo que nuestras conexiones entre nosotros fueran desafiantes y difíciles. Exactamente en ese momento cuando realmente necesitábamos relaciones de apoyo mutuo, nos encontramos separados. Tristemente, esto incluyó las relaciones y conexiones que tenemos en y a través de la Iglesia.

Hicimos nuestro mejor esfuerzo para seguir adelante y estoy orgulloso de nuestra respuesta colectiva a los desafíos de la pandemia. Cuando anuncié una dispensación general de la obligación de participar en la misa del domingo, muchas parroquias ofrecieron las misas del domingo en línea, y fueron incluso más allá y establecieron líneas de oración y se acercaron a los necesitados. La misa televisada que celebré ayudó a mantenernos conectados como comunidad de fe en el área de Chicago. Muchos de ustedes me han dicho cuan sanadoras y reconfortantes han sido esas misas.

Mientras tanto, estamos en un momento nuevo. Con las vacunas y los refuerzos, las restricciones a las reuniones públicas se han relajado. Muchas personas se sienten más cómodas regresando a la iglesia. Sin embargo, sabemos que hay algunas personas mayores e inmunocomprometidas que todavía no están listas para regresar. Y ellas no deben regresar. Estos hermanos y hermanas vulnerables tienen una causa que justifica estar ausentes y por esta razón continuaré la misa televisada por ABC por el momento. Pero para el resto de nosotros, he decidido, en consulta con mis asesores, suspender la dispensación general de la obligación de asistir a la misa del domingo al comenzar un nuevo año eclesiástico el Primer Domingo de Adviento, el 26-27 de noviembre.

Mi esperanza es que el Primer Domingo de Adviento nos brindará un nuevo comienzo para retomar nuestra vida juntos como una comunidad de fe que se reúne para adorar a Dios. He pedido a nuestros párrocos que comiencen las misas el 26-27 de noviembre con el tradicional encendido de la corona de Adviento. Después de la homilía, su párroco dirigirá a la comunidad en una renovación de las promesas bautismales, reconociendo que nuestra obligación de participar en la misa dominical se la debemos a Dios pero también unos a otros. Nuestra común profesión de fe y de nuestro deseo de apartarnos del pecado, será concluida con un rito de aspersión con las aguas del bautismo.

Permitamos que esta ocasión de nuestra renovación de fe y vida, que todos queremos tanto, nos proporcione un nuevo comienzo mientras nos volvemos a comprometer a adorar a Dios y a apoyarnos unos a otros semana tras semana mientras nos reunimos alrededor de la Mesa del Señor para ser nutridos y renovados.

Advertising