Área de Chicago

“Ni yo mismo me lo podía creer”: maestro de Chicago descubrió que su tío fue San José Sánchez del Río y ahora lleva su testimonio a parroquias y escuelas

Por Ely Segura
jueves, marzo 31, 2022

Rafael Sánchez en la charla con alumnos de Most Blessed Trinity Academy, en Waukegan el 9 de febrero. Foto: Karen Callaway/Católico

Fue apenas en enero de 2016 cuando Rafael Sánchez se enteró de que un miembro de su árbol genealógico era beato y que además sería elevado a los altares ese mismo año.

“Esa noche, mientras veía el noticiero de López Dóriga, escuché que decían que un beato de Michoacán con los apellidos Sánchez del Río iba a ser canonizado por el Papa Francisco en octubre de ese año” relata Sánchez. Cuando vio esta noticia, quedó muy asombrado, y pensó de inmediato que tenía que ser alguien de su familia. “Llamé de inmediato a mi hermana que vive en la Ciudad de México para corroborar lo que había escuchado. Ella contactó a un primo nuestro lejano en Sahuayo (Michoacán) quien se lo confirmó”.

En realidad, ni Rafael Sánchez ni su hermana –Rosa María Sánchez Villar– habían escuchado sobre el mártir José Sánchez del Río y su relación con la guerra cristera. Lo que sí recuerda es que su padre, Guillermo Sánchez del Río –quien falleció cuando él tenía 10 años–, hablaba de su familia de Guadalajara y de que a su hermano lo habían matado. “Mi papá nunca mencionó nada más sobre ese tío nuestro. Sólo sabíamos que eran siete hermanos; que tenían una hermana que se llamaba Celia y que habían peleado con los cristeros; que él mismo robó una bicicleta para ir a pelear por esa causa. Pero eso pasó hace cincuenta años. Vivíamos en la Ciudad de México y en la escuela no nos contaban nada al respecto. Estaba prohibido”, recuerda.

Sánchez, de 60 años, emigró a los Estados Unidos desde hace poco más de tres décadas. Después de varios años de trabajos informales, logró revalidar sus estudios de magisterio realizados en México, y desde hace 25 años se dedica a la docencia. Hoy día, además de concluir su maestría en Educación en este país, es maestro de una escuela primaria en Waukegan, IL. Confiesa que aquella noticia que recibió en enero de 2016 lo ha colmado de sentimientos encontrados; “de gozo, de gusto, de coraje para seguir adelante”, menciona.

A partir de ese momento inició una búsqueda intensa por internet sobre San José Sánchez del Río, y en los archivos personales y familiares. “Busqué en actas de nacimiento y constaté que los datos de mi padre coincidían perfectamente con los datos biográficos del beato. Miré los datos como veinte veces, ni yo mismo me lo podía creer”, rememora.

Rafael Sánchez confiesa que recibir esta noticia cambió completamente su vida. Aunque se reconocía católico de rezo diario –y que incluso de niño era acólito–, estaba completamente inmerso en sus ocupaciones laborales. Dice que al no encontrar templos abiertos –aquí en los Estados Unidos– en los horarios que él disponía, fue alejándose paulatinamente de la Iglesia. Pero reconoce que fue estando en la Plaza de San Pedro, en Roma, junto a su hermana Rosa María y su sobrina, para la canonización de su tío, cuando comienza un nuevo caminar en la fe. “Con el testimonio de ´Joselito´, como yo le llamo, supe que tenía que acercarme más a Dios. Su vida me motivó a acercarme más a Él y desde entonces nunca he dejado de ir a misa los domingos y a varios grupos de oración entre semana, sobre todo en verano, cuando estoy de vacaciones”, comparte.

Actualmente Rafael Sánchez es feligrés de la parroquia San José, en Round Lake y vive en Grayslake, IL. Además, forma parte del grupo Emaús de la parroquia Santa María del Popolo en Mundelin, IL. Su misión evangelizadora, a través del testimonio de su tío, nació como iniciativa propia tras difundir la icónica pintura del santo de Sahuayo, de la autoría del michoacano René Martínez Valadez.

Desde entonces, este sobrino del santo cristero es invitado a varias comunidades de fe en donde se le rinde devoción al santo, o en donde hay curiosidad por conocerle. Rafael Sánchez también ha dado pláticas en las parroquias de Chicago en donde hay reliquias de su tío, e incluso en escuelas católicas. “Me da gusto compartir sobre Joselito a los adolescentes. Ellos necesitan acercarse más a Dios. Con José Sánchez del Río, como adolescente también, se pueden identificar con él”, apunta.

José Luis Sánchez del Río tenía catorce años cuando lo martirizaron el 10 de febrero de 1928. Esto fue durante la rebelión cristera (1926-1929) a causa de la persecución religiosa acaecida por la ley del entonces presidente mexicano Plutarco Elías Calles. Hasta su último suspiro el joven no dejó de defender su fe católica exclamando “¡Viva Cristo Rey! ¡Viva la Virgen de Guadalupe!”.

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