Unos 200,000 peregrinos visitaron el Santuario de Ntra. Sra. de Guadalupe en Des Plaines la noche del 11 de diciembre. Foto: Karen Callaway/Católico
Después de la suspensión el año pasado debido a la pandemia, la tradición anual de venerar la imagen de la Virgen de Guadalupe volvió al Santuario de Des Plaines el 11 y 12 de diciembre. El Santuario abrió sus puertas a las multitudes que suelen llegar en peregrinación desde parroquias y hogares en todos los puntos de la ciudad, suburbios y otros estados de la Unión Americana. Con una asistencia de más de cien mil personas en los dos días que duró la celebración, el Santuario fue nuevamente un espacio vibrante de oración, danza y canto con que el pueblo mexicano y latinoamericano expresó su devoción a la Morena del Tepeyac. “Venimos de un año muy difícil, y lo que la virgen puede hacer es abrir más nuestros corazones” dijo el obispo retirado John Manz a los congregados durante la misa de apertura en la víspera, el 11 de diciembre. “Porque, a veces, las dificultades nos cierran el corazón y necesitamos abrirlo a los demás”. “Como el Papa lo ha dicho” dijo el obispo Manz en la explanada del Santuario, “sabemos que el Tepeyac es la cuna de la evangelización de América, de todo América: el Sur, el Norte, el Caribe, la cuna viene de allí, del mensaje de Ella, que se derramó a través de todos. Un mensaje de esperanza en medio de mucha desesperación, dolor”. Las actividades comenzaron días antes, cuando más de 700 miembros del club Vaqueros Unidos, de Wadsworth, hicieron la tradicional peregrinación hasta el Santuario para llevarle rosas a Nuestra Señora de Guadalupe, el 4 de diciembre. Ese mismo día, más de 500 camiones fueron bendecidos en las instalaciones del Santuario. Una particularidad de la celebración de este año es que el Santuario cuenta con una nueva entrada, que fue bendecida e inaugurada más temprano ese día. Si bien todavía con las medidas de precaución debidas a la pandemia (se pidió que los asistentes llevaran mascarilla), el sábado 11 de diciembre, en la víspera de la festividad, hubo rosario y misa antes de los fuegos artificiales y el encendido de la antorcha guadalupana. Y por supuesto, no pudieron faltar a las 11:00 p.m. las mañanitas. Se abrió el domingo 12 de diciembre, que es en sí la fiesta de la Virgen de Guadalupe, con una misa a la medianoche y a lo largo del día los visitantes pudieron dejar sus ofrendas, escuchar misas y de nuevo cantar las mañanitas. El padre Esequiel Sánchez, rector del Santuario, dijo que celebrar tiene el objeto de darle gracias a Dios y unirnos como comunidad. “La fuerza está en nuestra unión” dijo y agregó que el Santuario es un lugar donde la gente ha encontrado un poco de fuerza “en unirnos como hermanos”.