Área de Chicago

Reflexiones para acompañar la Cuaresma

Por Padre Carmelo Méndez
miércoles, febrero 26, 2020

Corona de espinas. Foto: Octavio Durán/CNS

Miércoles de Ceniza (26 de febrero)

El Miércoles de Ceniza un buen número de católicos; personas de diferentes experiencias de vida, caminan por las calles llevando en la frente una cruz hecha con cenizas.

Algunos piensan que esta señal es una contradicción a lo que el evangelio de ese día nos pide, “que no hagamos alarde de las cosas buenas que hacemos”. Sin embargo, para nosotros, las cenizas, aun si representan algún signo de contrición, también son un símbolo claro y una expresión pública de que hemos iniciado un caminar en esta cuaresma.

Primer domingo de Cuaresma (1 de marzo)

El evangelio de este día nos habla de las tentaciones que Jesús sufrió cuando se retiró al desierto para orar, tentaciones presentadas por el enemigo, que no quería que Jesús se preparara para cumplir su misión. El enemigo (Satanás) quería que Jesús desistiera en hacer lo que el Padre le había encomendado.

Ahora, ese mismo enemigo continúa presentándonos las mismas tentaciones a nosotros, los que queremos también prepararnos durante la Cuaresma para celebrar el gran evento en que Jesús lo derrotó; cuando Jesús cumple la misión a la que vino aquí a la tierra: ofrecer su vida para librarnos de la muerte eterna, pagando así con su propia vida el precio de nuestra redención.

Estén pues alertas y enfocados en su caminar cuaresmal, porque como nos dice la primera carta de Pedro: “El enemigo, como León rugiente, anda buscando a quien devorar. Resistidles firmes en la fe.”

Segundo domingo de Cuaresma (8 de marzo)

En el evangelio de este día escuchamos que Jesús y sus discípulos también van caminando hacia Jerusalén. Los doce seguidores de Jesús llegan a un lugar de descanso y de esperanza cuando experimentan la transfiguración de Jesús.

Ellos no entendían, ni mucho menos aceptaban lo que Jesús les contaba sobre el propósito de llegar a Jerusalén ya que él les hablaba de morir en una cruz. La transfiguración de Jesús fue pues un pequeño adelanto de la Gloria que les esperaba si ellos se arriesgaban a seguir caminando.

Cuando las personas empezamos un largo caminar a veces es necesario tomar momentos de descanso. Pero si nos quedamos mucho tiempo sentados, nuestro cuerpo se puede enfriar y estamos tentados a no continuar, a quedarnos a la mitad del camino.

Si sientes que a ti también te está pasando lo mismo, voltea a ver a Jesús, quien hoy nos da un pequeño adelanto de lo que podemos ver y experimentar si decides levantarte y seguir caminando.

¡No te quedes ahí, no tengas miedo! Levántate y camina. Apóyate en tus compañeros de camino quienes siguen tras los pasos de Jesús.

Tercer domingo de Cuaresma (15 de marzo)

La mujer Samaritana del evangelio de hoy nos representa a todos nosotros, quienes al medio día (a la mitad de nuestra jornada) nos sentimos con sed.

Nuestro espíritu a veces se siente incompleto y buscamos llenar esos vacíos con cosas que nos dan un “buzz” temporal, un alivio pasajero.

Jesús quiere ofrecernos algo que es permanente; él toma la iniciativa y viene a buscarnos a donde sabe que llegaremos, al brocal del pozo.

¿Se dan cuenta ustedes, cómo la mujer samaritana rechaza al principio lo que Jesús le ofrece? Se resiste e incluso de una manera un poco sarcástica, se burla de el: “Señor, ni siquiera tienes con que sacar agua y el pozo es profundo, ¿Cómo vas a darme agua viva?”

Al final, después de resistencia, sarcasmo, coqueteo incluso (“No tengo marido”) ella acepta lo que Jesús le ofrece. Nos damos cuenta de su aceptación cuando escuchamos que ella “deja atrás su cántaro y corre a contarle a otros lo que ha pasado”. Eso es evangelizar.

¿Y tú? ¿En qué momento de la jornada te encuentras el día de hoy? ¿Llenando los vacíos de tu cántaro (o de tu espíritu) con cosas temporales? ¿Estás resistiéndote a aceptar lo que Jesús te ofrece o ya estas contándoles a todos las maravillas que Dios ha hecho en ti?

Cuarto domingo de Cuaresma (22 de marzo)

El encuentro de Jesús con el ciego de nacimiento también habla mucho de nosotros y de nuestra vida espiritual; ya que cuando escuchamos la palabra “tinieblas” en un contexto de la fe, siempre la relacionamos con el pecado.

Pero “donde hay pecado”, nos dice San Pablo en una de sus cartas, “sobre abunda la gracia” y es por eso que Jesús va al encuentro con el ciego de nacimiento y lo vuelve a crear. Así como leemos en el mito de la creación, en el libro del Génesis, que el Padre (Dios creador) usa barro para crear al primer Hombre, así también aquí Jesús (el mismo Dios) usa la misma materia (barro) para crear luz por primera vez en los ojos del ciego.

En este tiempo cuaresmal, cuando Jesús venga a tu encuentro, (porque casi siempre Él es quien viene a nosotros) pídele que te haga criatura nueva, acepta esa nueva luz, ese nuevo aliento que comparte contigo.

Recuerden que No hay peor ciego que el que no quiere ver.

Quinto domingo de Cuaresma (29 de marzo)

Para muchas personas de fe no suele ser difícil creer y entender que Jesús puede y quiere darnos vida nueva. Eso es fácil de aceptar. En el evangelio de este día, incluso las personas que acompañaban a Marta y a María en su dolor por la muerte de Lázaro creían que Jesús podía hacer algo por él, “¿no podía este, que abrió los ojos al ciego de nacimiento, hacer que Lázaro no muriera?”

Y enfrente de sus ojos Jesús hace el milagro, da vida nueva a su amigo…

Ahora, la situación cambia cuando escuchan que Jesús les pide a ellos que hagan algo también, que no sean participantes pasivos. “Desátenlo y déjenlo andar.”

El caminar que todos hemos iniciado en este tiempo cuaresmal, no debe ser un proceso aislado; tampoco debemos esperar que Dios haga todo el trabajo él solo. Esto es un proceso en comunidad.

Cuando veas que otros quieren dar sus primeros pasos en la nueva vida, pero las ataduras del pecado y de la muerte aún siguen atrapándolos, arróllate las mangas y has algo al respecto, participa, desátalo y ayúdale a caminar.

Domingo de Ramos (5 de abril)

Hoy recordamos aquel día en que Jesús entra triunfante a Jerusalén.

Todas esas personas que hoy lo reciben poniendo sus ramos en el suelo y lo alaban lo hacen en señal de agradecimiento, porque tienen la certeza de que él era el Mesías esperado, ¡Hosanna, Viva el Hijo de David! Bendito el que viene en el nombre del Señor.  Hosanna en el cielo”.

Hermanos, les invito a que nos quedemos con esa imagen triunfal en nuestras mentes para este Domingo de Ramos.

Levantemos pues nuestros ramos el día de hoy y cuando te lleves tus palmas a casa, ponlas en lugar visible para recordarte que Jesús ha caminado contigo y ha entrado a tu vida, en tu casa, y que te traiga la paz.

Viva el Hijo de David, Hosanna en el Cielo.

Viernes Santo (10 de abril)

El día de hoy escuchamos en la narración de la Pasión de Jesús a una multitud que grita: “¡Crucifícalo, crucifícalo! Que su sangre se derrame sobre nosotros y sobre nuestros hijos.”

Que ironía, ¿verdad? Esa era la misma multitud que apenas hace unos días gritaban “¡Hosanna, bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Viva el Hijo de David!

¿Qué ha pasado en tan pocos días? ¿Será que esa multitud, al igual que nosotros, muchas veces alabamos a Dios únicamente en las buenas, pero lo abandonamos en las malas?

Hermanos y hermanas, nosotros hemos experimentado todo el amor que Dios nos tiene. Seriamos muy ingratos si después de haber vivido esta Cuaresma y triduo pascual —si después de haberle conocido— seguimos exigiendo que él muera, que se aparte de nuestras vidas porque nos estorba—seriamos muy ingratos y desvergonzados si regresamos a él únicamente cuando le necesitamos.

Quédate con Jesús, incluso hoy que está en la cruz. Quédate con María y Juan al pie de la Cruz, porque la historia no termina ahí.

 

El padre Carmelo Méndez es párroco de Santa Cruz e Inmaculado Corazón de María. Estas homilías fueron grabadas en video y están disponibles en YouTube.

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