Área de Chicago

Arquidiócesis emite revisión de políticas y procedimientos de prevención de abuso

Por Michelle Martin (Chicago Catholic)
lunes, julio 1, 2019

Una revisión de las políticas y procedimientos de la Arquidiócesis de Chicago para la prevención del abuso sexual de menores de edad, la manera en que la arquidiócesis reporta e investiga las alegaciones y cómo apoya a las víctimas, mostró muchas fortalezas, así como también algunas áreas que podrían ser mejoradas.

Mónica Applewhite, una experta reconocida internacionalmente del abuso sexual y el desarrollo de políticas y procedimientos para lidiar con ello, fue contratada el año pasado para evaluar lo que la arquidiócesis ha hecho y podría hacer mejor.

La revisión no fue provocada por ningún incidente en particular en la arquidiócesis, señaló Applewhite. En cambio, se le pidió que mirara a los sistemas que estaban establecidos para prevenir y responder al abuso sexual del clero y que sugiriera cualquier otro paso que la arquidiócesis puede tomar.

William Kunkel, abogado general de la arquidiócesis, dijo que la arquidiócesis ha pedido a expertos externos ayuda para evaluar y fortalecer sus políticas de prevención y respuesta al abuso sexual desde que fueron instituidas por primera vez en 1992.

Sin embargo, esta fue la primera vez que una diócesis católica estadounidense ha pedido a Applewhite este tipo de revisión, mencionó ella. Ella ha trabajado con otras diócesis para desarrollar e implementar políticas, y desde 2003 a 2007 supervisó la respuesta al Estatuto para la protección de niños y jóvenes por las comunidades religiosas en Estados Unidos, ayudándolas a desarrollar sus propias políticas de acreditación y dirigiendo el proceso de acreditación.

“Esta es la primera diócesis que ha dicho, ‘Solo denos un vistazo y díganos si hay algo más que podemos hacer’”, dijo.

“Estamos agradecidos con aquellos que tuvieron la visión de promulgar hace décadas lo que entonces eran políticas innovadoras”, dijo el cardenal Cupich en una declaración emitida el 24 de junio. “Estamos comprometidos a aprender, evaluar y mejorar continuamente sobre ellas y damos la bienvenida a las sugerencias de la Dra. Applewhite”.

Como parte de su revisión, Applewhite observó los procedimientos y políticas escritas de la arquidiócesis, entrevistó a personal del seminario, la Oficina para la Protección de Niños y Jóvenes, los vicarios para sacerdotes, la Oficina para Sacerdotes Internacionales y Externos, la Oficina para el Clero de Orden Religiosa y otros, y analizó archivos seleccionados de dichas oficinas.

Según las conclusiones que ella compartió con el cardenal Cupich y otros líderes, las fortalezas de la arquidiócesis incluyen:

  • Educación requerida de prevención del abuso para el clero, personal, voluntarios, niños y adolescentes y seguimiento para garantizar el cumplimiento.
  • Un código de conducta prohibiendo la mala conducta y violaciones de límites.
  • Revisión y evaluación por la facultad, pastores y feligreses, así como también revisión de antecedentes, para los seminaristas y diáconos.
  • Reporte obligatorio a las autoridades civiles, por escrito, de todas las alegaciones de abuso; procedimientos claros y obligatorios para reportar abuso dentro de la organización; y una junta de revisión activa e independiente con una mayoría de miembros laicos que está encargada de determinar si las alegaciones están fundamentadas.
  • Remoción del clero del ministerio o seminario por mala conducta.
  • Respuesta compasiva por profesionales calificados a aquellos que fueron abusados.

Applewhite señaló que la arquidiócesis puede mejorar al enfocarse más en las violaciones de límites y otros comportamientos de riesgo que con frecuencia anteceden la mala conducta.

Dichos comportamientos pueden ayudar a un abusador a preparar a su víctima al crear una sensación de intimidad y confianza.

“Puede ser algo como un adulto enviando un mensaje de texto a un niño directamente a las 10 p.m.”, dijo Applewhite. “O decir, ‘quiero que vengas cada lunes en la mañana y me cuentes todo sobre tu fin de semana’”.

Ha sido solamente en años recientes que los expertos han comprendido qué tan crucial es interrumpir tal comportamiento.

“En el pasado, las personas observaban a esos tipos de comportamientos violadores de límites y los veían como incidentes aislados”, dijo Applewhite. “Esos tipos de violaciones de límites pueden ser los tipos de pasos de incremento que pueden llevar al abuso sexual, incluso si no lo hacen siempre”.

Detener a las personas que sobrepasan los límites puede detener el abuso antes de que suceda.

“Lo que estamos hablando de hacer realmente está a la vanguardia de la prevención”, dijo Applewhite.

Muchos abusadores no parecen muy diferentes a otras personas en una evaluación psicológica. El estudio de John Jay College of Criminal Justice comisionado por la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos y emitido en 2004 encontró que cerca del 60 por ciento de los sacerdotes perpetradores identificados tenían solo una víctima conocida, y sus ofensas ocurrían, en promedio, a los 11 años dentro de su sacerdocio.

“No los vas a descartar”, mencionó Applewhite.

Otro grupo de 127 abusadores tenía un total de 2,600 víctimas y con frecuencia comenzaron a abusar en el seminario, según el estudio de John Jay. Las diócesis católicas han tenido más éxito descartando a esos abusadores de tal manera que nunca entren en el seminario.

Otras recomendaciones hechas por Applewhite incluyen:

  • Mantener educación avanzada en servicio sobre los factores de riesgo y las investigaciones actuales sobre abuso sexual para las personas en roles de administración y supervisión.
  • Aclarar los roles de aquellos responsables del cuidado y supervisión del clero.
  • Fortalecer sistemas de apoyo profesional y pastoral y responsabilidad para todos los sacerdotes.
  • Fortalecer procedimientos de revisión para los sacerdotes de otras diócesis y clérigos de órdenes religiosas.

Kunkel dijo que la arquidiócesis ya ha cambiado sus procedimientos para otorgar facultades a los sacerdotes de fuera de la arquidiócesis y sacerdotes de órdenes religiosas.

“Comenzamos eso antes de que incluso recibiéramos el informe final”, señaló Kunkel.

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