Área de Chicago

Reencontrarnos para rejuvenecer nuestros sueños

Por P. Guillermo Campuzano, C.M.
martes, enero 31, 2017

Participantes oran durante la misa de apertura de la Semana de la Migración en la Catedral del Santo Nombre el 8 de enero. Foto: Karen Callaway/Católico.

Las palabras “reencuentro” y “rejuvenecer” las podemos deducir fácilmente de las enseñanzas pastorales del Papa Francisco, desarrolladas en su ya conocida “teología del encuentro”.

La palabra “encuentro” es utilizada 32 veces en su exhortación apostólica La alegría del Evangelio. El papa habla del encuentro como el antídoto a nuestra “cultura del descarte”, donde las personas son vistas como objetos para usar y después desechar. En Laudato Si, el Papa insiste en que este encuentro debe incluir también a los demás seres vivos, y por eso nos invita a una “conversión ecológica”.

Los humanos necesitamos aprender a encontrarnos y también a reencontramos cuando por cualquier motivo nos hayamos separado. El reencuentro que propone el ILP para marzo del 2017 pretende recrear un espacio vital que recupere a los amigos de antes, que rejuvenezca los sueños de siempre y que dé nuevos elementos para mantener viva la vocación que hemos recibido. Reencontrarse, reavivar y rejuvenecer son dinámicas espirituales, que están presentes en la escritura como una invitación permanente para aquellos que se han puesto en camino en el seguimiento de Jesús y con la única intención de contribuir a la construcción del reino.

La dinámica del encuentro y reencuentro enfatiza la nota principal del Evangelio: la relación con el otro. En el Evangelio ¡todo es una invitación a la relación que reclama el encuentro y el reencuentro! En la propuesta de Jesús todo pasa por el otro y cómo le tratamos. Esta idea nos lleva a incorporar otros términos como: dignidad humana, solidaridad, subsidiariedad, llamada a la participación. Reencontrarnos es volver a ponernos en frente el uno del otro para reconocer lo que somos y todo lo que podemos alcanzar cuando lo hacemos juntos… ¡La Comunión y Participación (dinámica teológica propuesta en Puebla) solo son posibles si tomamos en serio el dinamismo del encuentro y del reencuentro! Hablar de reencuentro y de rejuvenecer es también reconocer que la experiencia humana está por encima de la teoría, e inclusive de la doctrina.

Siguiendo la dirección de Francisco, los católicos deberíamos desarrollar también una “teología del encuentro-reencuentro”, y más que teóricamente, de una manera existencial. Reencontrarse significa reconciliarse, volver a relacionarse, amarse de nuevo, empezar otra vez una relación. ¿No es ésta una exigencia de la fe? El término tiene muchas posibilidades de reflexión teológica y espiritual. Desde la propuesta del Evangelio podríamos decir que:

1. El reencuentro exige un movimiento físico más allá de las fronteras a las que ahora estamos habituados.

Esta invitación implica que salgamos fuera de nuestra zona de confort y que nos pongamos en camino nuevamente. ¿Recuerdas la ansiedad y el gozo de tus viajes a Mundelein o a la parroquia para participar de las clases? ¡Hazlo de nuevo, una vez más! Esta vez hazlo para reencontrar todo lo que el Instituto significó en tu vida y la gente que marcó tu existencia durante esos años maravillosos de formación pastoral. ¡No permitas que las barreras y distancias que el tiempo o circunstancias de la vida han creado te detengan e imposibiliten el reencuentro, cuando éste se pone delante de ti como una magnífica oportunidad para rejuvenecer y volver a soñar!

2. El reencuentro exige disponibilidad para cambiar los planes.

Tengo la sensación de que solo las personas que están dispuestas a cambiar de planes pueden realmente entender el sentido de las invitaciones de Dios y sus permanentes sorpresas. A los que viven sumergidos en sus rutinas y no se atreven a entrar en la novedad que Dios les va ofreciendo, finalmente la rutina los esclerotiza mental, espiritual y hasta físicamente. ¡Levántate de tu sillón (movimiento espiritual y existencial) y ven a encontrarnos: cosas maravillosas te sorprenderán!

Mi llamada a este reencuentro quedaría incompleta sin las palabras del Papa:

“El encuentro con los otros hace nuestro corazón más grande. ¡Ten coraje!”

Ven a expandir el corazón, a ensanchar tu tienda y a afirmar de nuevo tus raíces (Is 54,1-5)

¡Ven a soñar de nuevo, a reavivar tu vocación y tu pasión por Jesús y por el Reino, y Dios nuevamente te fecundizará!

Te Esperamos el 11 de marzo, mira los detalles en la página 20.

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