Cambiar es una ley de la vida: si uno no tiene la flexibilidad para cambiar, se rompe. Como obispo auxiliar aquí en la Arquidiócesis de Chicago por casi 21 años, he tenido tres “jefes”, o sea tres arzobispos: el Cardenal Bernardin me consagró como obispo, luego vino el Cardenal Francis George, quien fue mi jefe por casi 18 años. Ahora, después de haber estado como arzobispo aquí por unos 2 años, mi jefe actual, Blase Cupich ha sido también nombrado cardenal de la iglesia. Tres hombres muy diferentes, con su propia personalidad, tres hombres buenos, dedicados a servir a la iglesia. Ahora no pienso hacer comparaciones (aunque es casi inevitable) simplemente mencionar algunas de las características de mi jefe de ahora, Cardenal Blase Cupich. 1) Es un hombre de gustos básicamente sencillos. Por ejemplo, decidió vivir en una habitación en La Catedral del Santo Nombre en vez de vivir en “La Residencia” en donde Vivían sus predecesores, además de que maneja su propio carro, un Ford Escape. 2) Se da cuenta de la importancia de los medios de comunicación: radio, TV, internet, etc. y los usa lo más que puede para dejar saber no solo a los católicos sino a todo el mundo, lo que “dice la Iglesia” sobre algún acontecimiento, o eventos especiales. Se nota que él se siente cómodo con los agentes de los medios. 3) Su visión pastoral es muy similar a la del Papa Francisco: las obras de misericordia, atención a los que están en la “periferia” (marginados), promoción de que todos los bautizados debemos ser “discípulos misioneros” como se expresó en la Conferencia de Aparecida, Brazil; quiere que los obispos no vivamos como “príncipes”, etc. 4) No mucho tiempo después de haber llegado a Chicago se dio cuenta de que nuestra iglesia aquí tiene que hacer cambios, tanto de espíritu como de organización, y planear. En nuestro futuro habrá quizás menos de las 350 parroquias de ahora, pero ojalá haya más católicos comprometidos. Siguiendo las palabras de Jesús crucificado (La Cruz de San Damiano) a San Francisco de Asís: Renueva mi Iglesia ha lanzado un proyecto diocesano masivo de unos 10- 15 años con ese lema, y con ese espíritu. ¡Un paso necesario y valiente!